Difícil diagnosticar cáncer de páncreas en etapas tempranas: IARC

El cáncer de páncreas en México tiene una incidencia de 4,274 casos con una mortalidad de 4,133 casos, de acuerdo con datos de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) a marzo de 2014. Estas cifras colocan al cáncer de páncreas como la sexta causa de muerte en hombres y la séptima en mujeres hoy en día.
En Estados Unidos el cáncer de páncreas representa alrededor del 3 por ciento de todos los cánceres y es responsable de aproximadamente el 7% de todas las muertes por cáncer. Es más frecuente en los hombres, con un riesgo de 1 en 63, mientras que en las mujeres, el riesgo es de 1 en 65.
Cabe señalar que el cáncer de páncreas es el noveno cáncer más diagnosticado en mujeres y el onceavo en hombres. Y su índice de mortalidad es muy alto, con una tasa de supervivencia de sólo 9 por ciento a los cinco años.
El cáncer de páncreas es una enfermedad en la que se forman células cancerosas en los tejidos del páncreas, y lamentablemente, “en un alto porcentaje de los casos, los pacientes son diagnosticados en etapas avanzadas de la enfermedad, cuando ya hay metástasis y no es susceptible de operación, con muy pocas alternativas de tratamiento”, destacó el Dr. José Francisco Alexander Meza, especialista en Oncología Médica de Guadalajara.
El cáncer de páncreas puede causar tan sólo síntomas imprecisos que pueden también indicar muchas otras enfermedades dentro del abdomen o en el aparato digestivo. Los síntomas incluyen dolor (generalmente abdominal o de espalda), pérdida de apetito, náuseas, cambios en heces y diabetes.
Entre los factores de riesgo que se pueden cambiar y que aumentan la posibilidad de desarrollar cáncer de páncreas están el tabaquismo, tener sobrepeso, diabetes, pancreatitis crónica y la exposición a ciertos químicos en el trabajo. Y los factores de riesgo que no se pueden cambiar, son la edad, incidencia según el sexo, raza (las personas de piel negra tienen más posibilidades que las personas con piel blanca), antecedentes familiares, síndromes genéticos hereditarios y pancreatitis crónica debido a cambio genético.
En cuanto a los signos y síntomas del cáncer de páncreas está la ictericia, que se manifiesta a través de la piel y los ojos que se tornan amarillentos; es uno de los primeros síntomas en la mayoría de las personas con cáncer de páncreas. Otros signos de ictericia son: orina oscura, heces pálidas o grasosas y comezón de la piel.
También se presentan dolor de espalda o abdomen, pérdida de peso y falta de apetito, náuseas y vómitos y agrandamiento de la vesícula biliar o del hígado.
El Dr. José Francisco Alexander Meza, egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara como Médico Cirujano y oncólogo certificado por el Consejo Mexicano de Oncología, dijo que el cáncer de páncreas es difícil de detectar y diagnosticar en fases tempranas. Una vez diagnosticado, se puede controlar sólo si se detecta antes de su diseminación, cuando se puede extirpar completamente por medio de una operación.
“Si el cáncer se diseminó, la terapia paliativa puede mejorar la calidad de vida del paciente al controlar los síntomas y las complicaciones de la enfermedad”, agregó.
Ejemplo de ello es la extirpación quirúrgica, la cual es posible en tan solo un 20 por ciento de los pacientes con adenocarcicoma, el tipo más común de cáncer de páncreas. En algunos casos, con quimioterapia antes de la cirugía, este porcentaje puede aumentar.
Entre las mejores opciones de tratamiento se dispone de un medicamento nanotecnológico como es Abraxus®, para suspensión inyectable (paclixatel unido a albúmina en una formulación de nanopartículas), que, junto con Gemcitabina, mejora la supervivencia global y representa un nuevo estándar de tratamiento en cáncer de páncreas metastásico.
Señaló por último que existen áreas de investigación en cáncer de páncreas que están en la búsqueda de biomarcadores para la detección temprana a través de registros de pacientes con antecedentes de esta enfermedad, el desarrollo de medicinas que atacan mutaciones genéticas específicas, la comprensión de cómo el microambiente del tumor altera a la administración de medicamentos y la utilización del sistema inmunológico para el tratamiento y la inmunoterapia.

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