Un poquito más de guerra sucia
Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
· Derrame de bilis
· Les cae mal AMLO
Por supuesto que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tiene que caer mal, en el mero hígado, a sus enemigos políticos (por la manera como lo atacan y atacan a sus seguidores, derramando bilis, no parecen adversarios), los que perdieron en las elecciones del domingo primero de julio.
Y les está cayendo peor el sucesor de EPN, por las medidas que aplicará al iniciar su mandato, el próximo primero de diciembre, particularmente por la reducción de los salarios, sueldos e ingresos de los mandos superiores de la burocracia, o la descentralización de la administración pública, descentralización que se debió de haber hecho desde varios sexenios. Lo único que se descentralizó en 1985, a raíz de los terremotos del 19 de septiembre, fue el entonces llamado Instituto de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), que funciona a las maravillas en Aguascalientes.
La propuesta de descentralización no es nueva. Gobiernos emanados del PRI la plantearon y jamás la llevaron al cabo, porque no es nada fácil cambiar de lugar a monstruos como la Secretaría de Educación Pública, o la dedicada a las actividades agropecuarias. López Obrador la ha anunciado, pero no ha hablado del cómo la llevaría a la práctica.
Pero no es eso el problema. A sus enemigos todo lo que proponga el nuevo presidente les parecerá mal, les caerá en el hígado y será objeto de cuestionamiento, de crítica y hasta de burlas. Los mexicanos no sabemos perder: ¡Jalisco nunca pierde. Y si pierde, arrebata!
Lo peor de todo es que los ciudadanos inconformes con López Obrador, azuzados por promotores de la insidia, desde páginas del periodismo, la radio y la televisión, deforman la realidad y su dolor hepático se hace más intenso y se aficionan a todo lo que critique, haga aparecer como mentiroso, o presente a un López Obrador diabólico, generador de injusticias en contra de los mexicanos.
Sin embargo, no debe de espantar a ninguno esta reacción visceral de mexicanos que nunca han podido controlar su antipatía contra el político tabasqueño, o contra cualquier político que no responde a los intereses de sus adversarios o enemigos. Pero en el caso actual, son más los que apoyan al nuevo presidente que, el día de las elecciones, arrasó con el resto de los candidatos y puso en gravísimo peligro de sobrevivencia particularmente al PRI, que perdió hasta el Estado de México, su bastión más importante, y, de ribete, la cuna del grupo de notables que acompañó a Enrique Peña Nieto en su aventura de trascender políticamente hacia las alturas: Atlacomulco. López Obrador ganó las elecciones en todo el país, excepto en el estado de Guanajuato, donde ganó el PAN
Lo real, lo comprobable, es que el triunfador en las elecciones del primero de julio es Andrés Manuel, y que el presidente de la república será, a partir del próximo primero de diciembre, el político tabasqueño.
Inconformes siempre los habrá de uno y otro lado. Cuando López Obrador “perdió” por medio voto ante Felipe Calderón (quien decía que él era el presidente, “aiga sido como aiga sido”), o cuando le “ganó” EPN, los inconformes fueron los simpatizantes de Andrés Manuel.
Pero creo que lo más sano de todo es que le corte aquí y me ponga a ver y gozar de los últimos minutos del partido Francia-Croacia que va ganando Francia por 4 goles a 2….
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