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Francisco Rodríguez

El secuestrador de Ebrard, en el huizache con el Jefe Diego

En los anales del huizacherismo nacional figura un capítulo completo dedicado a Diego Fernández de Cevallos y cómo fue que consiguió lo que durante casi ocho años no habían podido lograr diversos despachos de verdaderos abogados: que se considerara como “alimento” a diversas mezclas de líquidos artificiales y que se devolviera a su manufacturera, Jugos del Valle, algo así como 180 millones de dólares –un mil 800 de aquellos pesos– por el IVA y el IEPS que habían pagado en años anteriores.

Y es que desde 1996 –en el gobierno de Zedillo– Jugos del Valle había solicitado dicha jugosa devolución de impuestos. Ninguno de los varios bufetes de abogados contratados por la empresa pudo hacer nada durante ese sexenio.

Pero apenas se le encomendó el caso al despacho de Fernández de Cevallos –del que han sido prominentes miembros Fernando Gómez Mont, ex secretario de Gobernación con Calderón; Arturo Chávez Chávez, titular de la PGR, durante la ocupación militar de Los Pinos, a cargo del michoacano, y Antonio Lozano Gracia, quien todavía es parte del despacho y fue procurador general de la República en el gobierno de Zedillo–, sólo pasaron dos meses del inicio de la administración de Vicente Fox para que el panista queretano se alzara con su sonado triunfo.

Ya desde 1999 la Suprema Corte de Justicia había resuelto que el artículo 2-A de la Ley del IVA era inconstitucional, toda vez que hacía distinciones y discriminaciones entre alimentos semejantes, es decir, otras bebidas no pagaban este impuesto. El hecho es que, a pocos meses de que el despacho de Diego Fernández de Cevallos tomó el asunto, Jugos del Valle recuperó cerca de mil 800 millones de pesos. Por devolución de IVA, supuestamente mal retenido por Hacienda, fueron mil 540 millones, más otros 260 millones por el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).

¿Influencias políticas o trampa huizachera?

Mucho se ha dicho que ese 30% de 1 mil 800 millones de pesos que se ganó el (mal) llamado Jefe Diego por concepto de “honorarios” cayeron a sus cuentas bancarias, merced a las indudables influencias políticas que, tanto en la Corta ¿de Justicia? como en prácticamente todos los circuitos judiciales del país ha cultivado el panista quien, o bien influyó en los respectivos nombramientos o, incluso, participó en ellos en su calidad de senador.

Lo que no se sabe es que esas influencias más un porcentaje –mínimo, por cierto– de sus honorarios fueron a parar a los bolsillos de Fabián Medina, quien ahora se desempeña como Jefe de la Oficina de Marcelo Ebrard en la Secretaría de Relaciones Exteriores y de quien aquí se ha dicho que mantiene secuestrado a su jefe el canciller.

Sucede que a finales de la década de los 90’s, Medina fungía como secretario particular de Eduardo González González, quien encabezaba el temido Sistema de Administración Tributaria y que, muy convenientemente, mandó a pedir el expediente de Jugos del Valle al área jurídica del organismo recaudador.

Después de ello, nada se supo del documento, seguramente escondido por Medina. Y ya sin elementos, el SAT fue perdiendo en prácticamente todas las instancias donde estaba radicada la demanda de la refresquera.

Fabián Medina, por cierto, había trabajado como pasante en el despacho de Fernández de Cevallos años atrás.

Y el SAT se fue en contra de Medina

¿Sabrá de todas estas tropelías de su muy estrecho colaborador el canciller Ebrard? No debe ignorarlo porque más adelante el SAT la emprendió en contra de Medina, según relata el siempre bien informado colega Miguel Badillo en un escrito publicado en diciembre de 1999:

“Gonzalo Fabián Medina Hernández, secretario particular de Eduardo González González, quien hasta hace cuatro meses se desempeñó como presidente del SAT y fue sustituido por Alma Rosa Moreno, funcionaria que con el apoyo de Javier Madrazo, secretario particular de Tomas Ruiz, subsecretario de Egresos, ha iniciado una persecución en contra de sus antecesores.

“Resulta que con fecha 11 de noviembre, Fabián Medina Hernández recibió un citatorio del SAT en donde se le informaba que un grupo de auditores visitarían su domicilio para el inicio de una diligencia, sin especificar el fondo del problema. Un día después, el 12 de noviembre, le notificaron al secretario particular del ex presidente del SAT el inicio de las facultades de comprobación ordenado por la Administración General de Auditoría Fiscal Federal, es decir, se trataba del acta de inicio de una auditoría personal como asalariado por los ejercicios fiscales de 1997, 1998 y 1999.

“Pero cuando Fabián Medina Hernández pretendió realizar movimientos en su contrato de intermediación con Grupo Bursátil Mexicano GBM Casa de Bolsa, en donde es cotitular su hermana Hilda Medina Hernández, pues se trata de una cuenta familiar, se encontró con que por instrucciones del vicepresidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Pedro Zamora, mediante oficio enviado con fecha 11 de noviembre, ordenaba a GBM Casa de Bolsa que se congelaran todos los fondos de las cuentas que existieran a nombre de Fabián Medina, para dar cumplimiento así a una solicitud de la Administración Central de Operación de la Fiscalización.

“De igual forma le fue congelada la cuenta de cheques que tiene aperturada con Bital, misma que sirvió hasta hace cuatro meses para recibir los depósitos de nómina que ganaba como secretario particular del presidente del SAT. Además, con fecha del 22 de noviembre, le fue notificado a Fabián Medina el embargo de su departamento que habita en la calle de Patricio Sáenz 419-301, en la colonia Del Valle…”

La historia burocrático – criminal del jefe de la oficina de Ebrard es inagotable.

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