Con AMLO, otro trato y visión sobre medios de comunicación

Con AMLO, otro trato y visión sobre medios de comunicación

Tras la puerta del poder

 

Roberto Vizcaíno

Organizado por la bancada de MORENA en San Lázaro, el foro “Hacia una agenda legislativa en materia de Comunicación Pública” sirvió para el desahogo de la frustración y temores de muchos periodistas ante los anuncios de recortes y despidos hechos por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, pero sobre todo para que su coordinador de comunicación Social, Jesús Ramírez Cuevas precisara los alcances de estos cambios.

Como encargado de ese cambio, Ramírez Cuevas advirtió que pues sí, habrá una disminución sustancial en el gasto publicitario del Gobierno, pero sobre todo el impulso a una nueva Ley de Comunicación Social que reorientará visión y trato a medios, y por supuesto a periodistas.

En su análisis el sistema de medios y la relación de estos con el Estado y el Gobierno está agotado y hay que sustituirlo.

Lo explicó así:

“… estamos en un momento inédito… sin comunicación no hay política y sin comunicación no hay economía y tampoco hay cultura; en el sentido amplio de la palabra… para entender los desafíos de las estrategias de comunicación lo primero es analizar lo que tenemos y qué es lo que hemos tenido…

“En este momento de cambio político, ya los medios tradicionales no son los únicos ni predominantes en el debate político, en colocar los temas de la agenda, ni en siquiera establecer el sentido común de las cosas, respecto a los problemas nacionales… y eso impacta no sólo, evidentemente, las estrategias de comunicación, impacta la comunicación misma…

“Esta irrupción de las redes sociales, de las plataformas digitales, este desplazamiento de la televisión y de la radio como elementos centrales de la formación de la opinión pública… en este proceso de cambio social, también hay una mayor participación de los ciudadanos, una mayor actitud crítica sobre los actores de la escena pública…

“El fracaso de la forma de comunicación del poder público a través de la publicidad o de la mercadotecnia vacía, ha demostrado su ineficacia con el resultado del 1 de julio.

“No basta solamente ya la técnica y el establecimiento de estrategias publicitarias predominantes en la televisión o en la radio, sino que ahora tenemos que ir a construir unas formas de comunicación más democráticas, más integradoras, bidireccionales o multidireccionales –yo diría así- pero ya el discurso, la visión y la comunicación, tienen que construirse en diálogo permanente con los actores y con la ciudadanía. Y esto, a través de las nuevas tecnologías se puede lograr, casi en tiempo real, y podemos dar respuesta puntal a las preocupaciones de la ciudadanía.

“Eso trastoca, completamente, toda la idea que tenemos de la comunicación política y, entonces, coloca también en este proceso de democratización del país, en el centro, esta ágora social, ciudadana, política, de deliberación, de discusión, de construcción de consensos y de disensos o de enfrentamiento de disensos, como un espacio privilegiado para ir construyendo, digamos, las nuevas realidades democráticas de nuestro país.

“Estamos ante un momento importantísimo que nos permitiría, con las nuevas tecnologías, con nuevos procedimientos, retomando quizá la propuesta que hay en un mediano plazo de construir un verdadero sistema de medios públicos; es decir, los medios públicos son el resultado, la concreción, de un derecho ciudadano. El derecho a la información y a la libertad de expresión tienen en su expresión más pública, el poder tener medios que, sin mediar ningún interés político, de grupo o económico, brinden el servicio público de informar y de dar voz a los ciudadanos. Ese es el fin de los medios públicos.

“Por lo tanto, hay que eliminar la perversión que hoy existe, de medios gubernamentales. Creo que el que los gobiernos tengan medios propios como gobiernos, es una perversión de este derecho.

“Los ciudadanos tenemos derecho a tener esa información, pero en manos del gobierno se convierte en un instrumento de propaganda, en un instrumento para proteger o para salvaguardar o promover la imagen de los funcionarios en turno; entonces, tenemos que ir a la modernización de nuestros procesos de comunicación pública y tener un verdadero sistema de medios públicos.

En la Constitución de la Ciudad de México ya se establecieron las bases del primer sistema de medios públicos del país, que es en manos de los ciudadanos y de los informadores. Eso es algo inédito, porque si logramos establecer, sentar las bases, de ese sistema público, estamos creando y sentando una contribución a la vida democrática de este país, como no hemos tenido; un contrapeso real del interés público sobre el interés político y los intereses económicos y que salvaguarde los derechos ciudadanos y el servicio público de la información.

“Creo que en esto, y con esto termino, esta revolución ciudadana, esta rebelión civil que se dio el 1 de julio, va a tener una expresión y un desarrollo en los próximos años, hacia el campo de la comunicación como el campo privilegiado para la construcción de consensos, la defensa de los derechos y, sobre todo, la vigilancia del Poder público y la fiscalización de las acciones legislativas y de las acciones de gobierno.

“No más comunicaciones de propaganda tradicional, sino más bien establecer comunicación real; explicar por qué se toman las decisiones, en qué contexto, cuáles son las opciones, cuáles son las posibilidades y, a partir de eso, ir construyendo también ciudadanía, porque en la medida en que la gente esté informada va a poder participar en los asuntos públicos. Y esa es la esencia de la democracia y ese es el tipo de país al que debemos aspirar a construir, donde en lugar de tomar plazas, ocupar las carreteras, tomar oficinas porque no se garantiza el derecho de audiencia, porque no tienen cabida en los medios masivos de comunicación, la radio y la televisión predominantemente, busquemos que a través de ese diálogo, de esa forma de comunicación, podamos construir una democracia muy participativa, muy exigente, pero que encuentre los canales adecuados para ser escuchado y no tener que dar gritos y sombrerazos para tener un espacio en la vida pública.

“Creo que es el momento de hacerlo, tenemos la fuerza del mandato de 30 millones de mexicanos que así lo están exigiendo. Tenemos también a muchos sectores lacerados y lastimados por las políticas actuales y que están exigiendo tomar parte en las decisiones que van a afectar los procesos de sus vidas.

“Entonces, este es el cambio y los desafíos de las estrategias de comunicación…”

¿Quedó algo sin decir?

Creo que no. Ahí está el nuevo modelo de Comunicación Social desde el Gobierno que viene. ¿Va a haber muchos dañados y damnificados, huérfanos? Pues sí, pero ya Ramírez Cuevas lo dijo: tienen el respaldo de 30 millones de votos.

OSORIO CHONG RETA A CRITICOS

Exsecretario de Gobernación y exprecandidato presidencial del PRI, hoy coordinador de los pocos senadores alcanzados por el tricolor, Miguel Ángel Osorio Chong nunca se altera. Ex diputado federal, exgobernador de Hidalgo sabe los límites del juego político y mediático. Tiene muchas tablas para no caer en provocaciones.

Pero hay quienes a pesar de todo lo anterior intentan hacerlo tropezar y una y otra vez le lanzan preguntas desde diversos escenarios sobre temas candentes, por ejemplo, sobre los 43 de Ayotzinapa.

Y desde su espacio Osorio explica que como secretario siempre estuvo abierto a ir a cuantos caminos le plantearon en este caso, que siempre atendió a los padres de los estudiantes, que no conoce otra versión que la que dejó meses, años de una profunda investigación de la PGR y que si alguien conoce otra vertiente pues que la diga.

No cae en el reto que le plantea la pregunta de si él apoya la verdad histórica de Jesús Murillo Karam. Dice que, si alguien sabe de otro camino, pues que hay que indagarlo. Así de sencillo.

Pero defiende sistemáticamente lo logrado por las instituciones. Ese es la única verdad conocida y como tal debe respetarse y apoyarse.

Y todo queda en eso, otro infructuoso intento en hacerlo tropezar. Yo me pregunto: ¿y para qué? ¿Qué se demostraría si hay una respuesta errática? ¿Revivirían los 43? ¿Qué se demostraría? En fin. Seguro el de ayer no será el último intento.

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