EL GRAN DÍA LLEGÓ: El Super Bowl LVI es un juego
El campeonato de la NFL enfrenta en el espectacular emparrillado del Estadio SoFi de Inglewood, California, a dos equipos que llegaron sorprendiendo a los mejor clasificados de cada Conferencia. La historia dirá si los Bengals de Cincinnati completan una ruta de total transformación respecto al año previo o los Rams de Los Ángeles hacen valer su localía y concretan un logro que se les ha escapado en los últimos tres años. Ambas escuadras son dirigidas por pasadores que usan el número 9, no tenían victorias en postemporada y fueron primeras selecciones de todo el draft colegial. Mathew Stafford, egresado de Georgia en 2009, escogido por Leones de Detroit, está en su primera temporada con los Rams. Enfrentará al campeón nacional colegial de 2020 con LSU y que ha revolucionado a los Bengals al llevarlos al Super Bowl en su segundo año en la liga: Joe Burrow.
Daniel Velázquez Ramírez
Un Carnero enjoyado
Los Rams son locales porque su novedoso estadio había sido designado previamente como sede para el evento. También porque corresponde la localía al campeón de la Conferencia Nacional, a la que representan y, por tanto, su uniforme será el blanco, aspecto tradicional en este deporte. En 14 de los últimos 17 enfrentamientos, el equipo ganador ha sido el marcado como local. En la postemporada vencieron a los espectaculares Cardenales de Arizona, plantando incluso dudas de la capacidad del hábil pasador Kyler Murray en juegos definitivos. Luego, causaron el retiro del legendario Tom Brady al eliminar a los aún campeones Bucaneros de Tampa Bay; finalmente, derrotaron por escaso margen a los 49ers de San Francisco, equipo que les había vencido dos veces en la temporada, en otro caso en que se cuestiona la permanencia del pasador Jimmy Garoppolo.
El equipo cuyo dueño, Stanley Kroenke, presume haber tenido franquicias con diversos campeonatos en la MLS (Colorado Rapids), NHL (Colorado Avalanche), Premier League de Inglaterra (Arsenal) y hasta Lacrosse (Mamuts), además de acercarse con Denver en la NBA y ser quien lograra el primer y único Super Bowl de los Rams cuando estaban en San Luis, ahora se ha enfocado en el desarrollo del Hollywood Park con el Estadio SoFi, además de franquicias electrónicas llamadas LAgladiators y LAguerrillas y, claro, tratar de ganar con los Rams en Los Ángeles.
La temporada se caracterizó por tener una semana más de partidos, hubo muchos finales de último momento, la crítica fue constante a la decisiva intervención de los oficiales a través de castigos y errores, estratosféricas multas por razones de lo políticamente correcto para la liga, muchos contagios de Covid entre los jugadores y entrenadores, sorpresivas decisiones equivocadas de los estrategas, planes de juego carentes de imaginación y el desplome de algunas grandes estrellas.
Los Carneros fueron una franquicia que llegó a la instancia final a partir de una filosofía de “ganar ahora”, entregando futuras selecciones colegiales en grandes cantidades y contratando estrellas probadas de otros equipos como refuerzos, apoyando las decisiones de un entrenador en jefe muy joven, 38 años, que llevó a Los Ángeles al Super Bowl hace tres años, pero cayó estrepitosamente ante los Patriotas de Nueva Inglaterra. Sean McVay se desarrolló como asistente en los otrora Pieles Rojas, siguiendo la filosofía ofensiva que combina el ataque aéreo de control de balón conocido como la Costa Oeste y el ataque terrestre basado en jugadas de engaño con bloqueo envolvente, selección de hueco por el corredor y receptores con rutas cruzadas, aún tras de la línea de golpeo. Se le considera uno de los genios actuales del sistema ofensivo.
McVay, sin embargo, no logró desarrollar en su anterior pasador, Jared Goff, un máximo potencial para aplicarse a su manera de jugar, especialmente cuando la defensiva usa dos profundos y siete linieros para evitar los bloqueos; un sistema defensivo llamado 6-1 que ha demostrado ser eficaz ante este concepto del ataque. Rams optó por contratar como pasador a otra gran estrella, primera selección de todo el draft hace 13 años, que permanecía mostrando chispazos de calidad en los Leones de Detroit, sin llegar nunca a un juego de postemporada y donde su noticia más espectacular fue su boda temática de tipo rocanrolera de los 60. Mathew Strafford tiene lo que se requiere para jugar esta ofensiva: deshacerse rápido del balón y reaccionar rápidamente a las cargas defensivas. El precio parece muy alto: dos selecciones de primera ronda, el pasador que los había llevado al Super Bowl y hasta un ala defensivo titular. El juego de hoy puede demostrar si el costo valió la pena.
Y no fue el único caso. El equipo de Los Ángeles se mantuvo a la caza de ofertas de veteranos disponibles, aunque fueran caros. En 2019, también por dos selecciones de primera ronda y una de cuarta agregaron al Safety Jalen Ramsey, tres veces seleccionado al Tazón Profesional con los Jaguares; en esta temporada, en pleno agosto, sacudieron el mercado contratando a Von Miller, espectacular cazador de cabezas desde su posición de apoyador con los Broncos. La estrella defensiva es el 99, Aaron Donald, tres veces nombrado el mejor defensivo del año, temible por su dominio en la línea de golpeo. La defensiva usa un sistema con tres frontales, tan efectivos que lograron 50 capturas al mariscal contrario y que se espera sigan luciendo ese rubro ante Cincinnati.
El juego aéreo de Stafford y su potente brazo hacen lucir a una joya en la posición de receptor número uno: Cooper Kupp, que en su cuarta temporada tuvo casi 2 mil yardas ganadas por aire, algo que solo había logrado en la historia un enorme receptor, Calvin Johnson, que estuvo en Detroit y, curiosamente, con un joven Stafford como pasador. Debe ser muy disfrutable seguir las rutas del veterano contorsionista Odell Beckham Jr., receptor que surgiera con los Gigantes y pasara por Cleveland antes de lucir con Carneros. Otros puntos por destacar son: la calidad del pateador de despeje Johnny Hekker, muy capaz de convertirse en pasador en jugadas de sorpresa y el arma secreta de la temporada, que se reincorporó en la semana 16 luego de una lesión, el poderoso corredor Cam Akers, que había sido sustituido también por un corredor comprado de emergencia a los Patriotas, Sony Michel, con muy buenos resultados. El juego terrestre ha permitido un balance ofensivo que hace de los campeones de la Conferencia Nacional el favorito del partido, poniendo sobre la mesa diversas tendencias administrativas y deportivas que otras franquicias pudieran intentar de forma inmediata.
El Tigre Negro
El campeón de la Conferencia Americana no ha sido favorito en mucho tiempo, pero hoy reclama el derecho de quedarse con el Trofeo Vince Lombardi, con base en un futbol sorprendente, con un espectacular circo aéreo, golpeo clásico, ajustes defensivos inmediatos, equipos especiales muy eficientes y ese ojo de tigre que representa el hambre por la gloria y por el ovoide en cada jugada.
Cincinnati llega al Super Bowl luego de tres victorias sorprendentes: en la ronda de Comodines venció a los Raiders, que claramente los tenían en la lona antes de mostrar sus acostumbradas irregularidades. Para la etapa Divisional, debieron vencer a domicilio al equipo con mejores números de la liga, los Titanes, incluyendo varias tacleadas de enorme valor para detener al enorme corredor Derrick Henry sin ganancia en momentos clave. Finalmente, en el juego por el campeonato de la Conferencia Americana parecía que serían borrados en Kansas City cuando recibieron tres anotaciones en las tres primeras ofensivas de los Jefes, pero la remontada fue tan sorprendente como valiosa; detuvieron al veloz ataque de Patrick Mahomes y acabaron ganando su pase al gran juego. Un equipo que únicamente había ganado 4 partidos en la temporada anterior, cuando su mariscal estrella de primera selección no pudo terminar la campaña por una grave lesión en la rodilla y que varias veces parecía quedar fuera de posibilidades ya en esta temporada, demostró lo que un cuadro con talento, disciplina y grandes detalles en el momento justo pueden lograr. Es el equipo cenicienta de la temporada, el que volvió a demostrar que, en un domingo cualquiera…se le puede ganar al que sea en la NFL.
Se considera que la administración de los Bengals es de las más tradicionales de la liga. Son los herederos del legendario Paul Brown, que fue pionero en la liga al fundar al equipo de Cleveland, al que hizo siete veces campeón y luego vendió en tiempos de vacas flacas. Volvió a integrarse al futbol profesional en la vecina ciudad de Cincinnati, donde la franquicia ha llegado a dos Super Bowls, ambos cayendo ante los 49ers en la década de los 80 del siglo pasado. Como ejemplo de tradicionalismo, su estadio se sigue llamando como el fundador y no se ha vendido el nombre a alguna corporación. La familia es parte del organigrama, pero hoy se considera que su mayor acierto ha sido ser pacientes con el joven entrenador Zac Taylor, que difícilmente hubiera permanecido en su puesto luego de tres temporadas de fracasos.
Taylor fue mariscal de campo en su época colegial con Nebraska. Su carrera como entrenador asistente se inició con la Universidad de Texas A&M, siguió con los Delfines de Miami y regresó al colegial con los pasadores de la Universidad de Cincinnati, pasó a ser auxiliar en los Rams y, desde 2019 tiene el puesto de entrenador en jefe con los Bengals. Ha construido al equipo en forma clásica, con 8 ofensivos y 4 defensivos titulares provenientes del draft, además de tres agentes libres. Es una de las franquicias que tiene espacio financiero en el tope salarial, con 58 millones de dólares para 2022-23.
El punto de cambio para Cincinnati ha sido la selección del mariscal de campo que logró el Trofeo Heisman y el campeonato nacional colegial con la Universidad Estatal de Louisiana LSU, el año anterior, Joe Burrow. Carisma, personalidad, habilidades, inteligencia y eficiencia para dar el salto a la NFL, pero aún así pagó con una fuerte lesión en la rodilla izquierda en su temporada de novato. El equipo ganó cuatro juegos, el doble que la temporada previa, pero todavía muy lejos del sueño alcanzado esta temporada, 10 victorias para ser comodín, seguidas por tres impresionantes fines de semana en la postemporada.
Joe Burrow ha representado un cambio de guardia impactante para la posición en toda la liga. No es tan fuerte como para ser considerado un mariscal corredor, pero es muy elusivo e inteligente, toma las decisiones adecuadas y se ha convertido en el líder de un grupo compacto de jugadores que lo reconocen como la razón principal del éxito actual de la franquicia. Es el ídolo indiscutible de la llamada “Who Dey Nation”, enorme legión de aficionados que adoran a un equipo que, de tan compacto, pareciera no tener grandes joyas como los rivales.
A Joe se le fue construyendo un andamiaje espectacular para su juego aéreo, con jóvenes receptores propios de una generación en que la posición es la más desarrollada y apreciada. La velocidad y capacidad del circo aéreo de Bengals son temibles, con Tylor Boyd y Tee Higgins, elusivos y espigados, capaces de vencer a cualquier esquinero en rutas cortas o largas. El ala cerrada titular, CJ Uzomah, está en duda por lesión, aunque Drew Sample es un excelente sustituto. Pero el caso especial en los receptores es el novato ofensivo del año, Ja´Maar Chase, que jugara con Burrow en LSU y desde ahí era su receptor favorito. Ha despedazado a las defensivas contrarias con su velocidad, pero es también muy resistente al golpeo de los profundos y se ha vuelto proverbial la forma en que gana duelos personales a los defensivos, al grado que su mariscal comenta: “lanzo la pelota en su dirección y es todo, sé que la va a ganar”. Se espera un duelo definitivo ante Jalen Ramsey. Se ha completado, entonces, un cuerpo de receptores temible y espectacular.
El área de oportunidad de la ofensiva felina parece estar en la línea de golpeo, precisamente en cuanto a la protección al pasador. Burrow es constantemente presionado y capturado, incluso a niveles de marcas históricas, pero el equipo encuentra el modo de sobreponerse. Es probable que el enfrentamiento entre la línea defensiva de Rams y la línea ofensiva de Bengals marque momentos importantes del partido. Tampoco se puede olvidar que, sin grandes estrellas, esa línea ofensiva de jerseys naranja y negro, anclada por el centro Trey Hopkins y seguida por los guardias golpeadores Jason Carmen y Quinton Spain, además de Jonah Williams e Isaiah Prince en los tacles, fueron suficientes para que el corredor titular Joe Mixon tuviera ganancias por más de 1,200 yardas en la temporada. También es preciso señalar que la afamada remontada ante los Jefes se inicia con una espectacular y riñonuda carrera del corredor sustituto Samaje Perine. El corazón ofensivo de los bengalíes es múltiple e invencible.
La defensiva ha sido aún mas sorprendente. Creada como un verdadero rompecabezas, culmina con especialistas en la línea como el 91 Trey Hendrickson, que llegara de los Saints y el 94 Sam Hubbard, probados cazadores de mariscales. Entre las incorporaciones en esta área están el Tacle defensivo BJ Hill y el profundo Eli Apple, que llegaran de los Gigantes, el esquinero Chidobe Awusie, que fuera estrella con los Cowboys, Mike Hilton, profundo especialista proveniente de Steelers y Tre Flowers, otrora con Seahawks. Lo interesante de este grupo es que son brillantes en los ajustes sobre la marcha, al grado que hacen recordar la temida Defensiva Flex que ideara Tom Landry en Dallas en el siglo pasado. El choque entre esta unidad y la ofensiva genial de MacVay será todo un ajedrez físico en el Estadio SoFi.
En el terreno deportivo, la estructura de las finales de la NFL permite presagiar grandes duelos y generalmente se prevé una paridad que, sin embargo, no siempre se logra. Para los aficionados de todo el mundo, también se renueva la oferta comercial espectacular, donde se menciona una audiencia esperada de 650 millones de espectadores, con fiestas caseras donde se consumirán en Estados Unidos 1400 millones de dólares en alitas, 230 millones de litros de cerveza, 140 mil toneladas de aguacate y con precios de comerciales televisivos que van de 60 a 90 segundos a un costo de 6 a 15 millones de dólares, respectivamente.
Y si se requiere algo más, para los que aguantan el ritmo del partido y el espectáculo del medio tiempo, ahí estarán los raperos Snoop Dog, Eminem, Dr Die, Mary J. Blige y Kenarick Lamar, para establecer un paquete cultural que, desde antes de iniciar, tiene un lugar asegurado en la historia. Que la diversión del espectáculo más grande del año los acompañe.