Hay que fumigar las sabandijas

Hay que fumigar las sabandijas

Análisis a Fondo

Francisco Gómez Maza

 

· Algo comienza a podrirse en Morena

· Urgente renovar los cuadros de mando

Algo empieza a descomponerse en las relaciones familiares de López Obrador. Morena, el partido con el que el tabasqueño logró 30 millones de sufragios en todo el país comienza a perder lo idílico y rasguña los apetitos de poder personal, que no le hacen nada bien a la Cuarta Transformación y menos al país.

Alguien estimó, por ahí, creo que un veterano reportero de deportes, que rápidamente el partido del presidente comienza a parecerse al PRI con muchas de sus mañas

Se colaron en el partido, o movimiento, muchas sabandijas, dijo hace unos días la presidenta de ese poderoso gremio que sustituyó a la aplanadora priista y al Patiño mayor del tricolor, el PAN de aquellos Bárbaros del Norte, que lo asaltaron hace años, poro antes del mandato de Fox en la presidencia, y que lograron la primera gubernatura albiceleste con Ruffo Appel en la sillita de Baja California.

Pues tiene razón doña Yeidckol. Hay muchas no sólo sabandijas, sino políticos que sólo buscan llevar agua a su molino, en Morena. Y con ellos tiene que tratar el presidente López Obrador.

Pero esto no es lo más grave. Ha trascendido, y no con rubor, un pleitazo entre la presidenta Yeidckol y el líder de la mayoría senatorial, el zacatecano Ricardo Monreal Ávila. Parece pleito de odio de parte de la mujer, quien impuso por sus pistolas como candidato a la gubernatura de Puebla, por segunda ocasión, a Miguel Barbosa, viejo y mañoso político priista, por encima de otras opciones más frescas y nuevas. Se impuso Yeidckol con la venia de López Obrador obviamente.

Luego, a leguas se siente la tirria con la que se refiere a Monreal Ávila. El otro día intentó pintar su raya al decir que el zacatecano podía opinar de los asuntos del Senado, pero no de los de Morena como si el hombre no fuera miembros de ese movimiento y no tuviera ningún derecho como militante y como allegado, muy allegado, de López Obrador, quien lo propuso para líder senatorial, con lo que el zacatecano salió ganando pues gobernar la ciudad de México en tiempos de cólera, de ira, debe de ser tratar de poner orden en el infierno. Y la señora Sheinbaum tiene de estar arrepentida de haber porfiado para ser ella la sucesora del malquerido, ternurita le decían, Miguel Mancera Espinosa, quien campante cobra su suculenta dieta en el Senado, bajo la bandera de un ente inexistente, fantasioso, que se llama PRD.

No gusta a muchos morenistas conscientes la confrontación de Yeidckol con Monreal, propiciada por la primera. Como que algo no le dio el zacatecano que le agarro una tirria digna del desaparecido PRI.

López Obrador tiene que meter orden en la granja y limar las rudas asperezas provocadas por Yeidckol dentro del partido. Quizá ya vaya siendo hora de sustituirla por alguien que no esté tan cansado, porque llevar a cuestas una campaña político electoral y, sobre todo, cuando no se tiene experiencia debe ser mortal y ya le llegaron sus días de malhumor a la mexiquense. Monreal no canta mal las rancheras, no más que es mudencón, pero no lo ha hecho nada mal en el Senado y se lleva de a cuartos y de piquete de ombligo con el jefe.

Esto no lo sopesa Yeidckol. No le vaya a salir el tiro por la culata. Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte… que tienen que prepararse, y muy bien, para las elecciones intermedias de 1921 en las que Morena tiene que arrasar porque no le queda de otra, y López Obrador tiene que exponerse al escrutinio público en la consulta de revocación de mandato. Mucho trabajo de aquí al 21. Ya es hora de renovar los cuadros particularmente la presidencia del partido, que está ya dando señas de agotamiento, aburrimiento, que la llevan a la confrontación y a decir que en Morena sólo sus chicharrones truenan. analisisafondo@gmx.com

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