La pelea por la CDMX es por 400 mil votos

La pelea por la CDMX es por 400 mil votos

Tras la puerta del poder

Roberto Vizcaíno

Para el equipo y la candidata de México al Frente Alejandra Barrales, la contienda por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México está ahí, en la punta de los dedos.

Aspirante por la triada PRD, PAN y MC, la senadora con licencia y expresidenta nacional del PRD, dice que todo está en una diferencia de 6 puntos que representan en términos generales no más de 400 mil preferencias de voto.

Eso, en un universo de 7 millones 533 mil 128 posibles votantes que integran la Lista Nominal de la capital, de los cuales se espera acudan a las urnas al menos 5 millones, es decir un 65 a 70 por ciento, no es nada.

Cierto, faltan 33 días, pero todo se va a cerrar en las siguientes 3 semanas y la última será determinante.

Sabe que su pelea no es con Claudia Sheinbaum sino con Andrés Manuel López Obrador.

Contra el mito de la honestidad a toda prueba, de una esperanza de cambio irrealizable, de los segundos pisos y la pensión a los adultos mayores, pero sobre todo el que cabalga sobre la enorme irritación ciudadana que hoy anula cualquier logro del gobierno, o de los partidos establecidos.

Un enojo ciudadano nunca antes visto y sentido, afirma Barrales.

Ese mito del momento mexicano que domina el factor antisistema en el que está metida de cabeza la mayoría de la sociedad mexicana contra cualquier otra razón.

El contexto no la intimida ni achica. Barrales afirma que los datos fríos le indican que está a nada de alcanzar y rebasar a Sheinbaum.

En este juego todo cuenta, pero especialmente la percepción de que en todos los escenarios posibles ella es la segunda opción.

Se explica: si cae Sheinbaum quien sube es Barrales… si se hunde Mikel Arriola ella es quien vuelve a captar los apoyos del candidato del PRI, PVE y Panal… y cuando los muchos indecisos finalmente decidan por quién van a votar, pues lo van a hacer en su mayoría por ella no porSheinbaum ni Mikel.

Eso es lo que dicen los expertos, comenta Barrales.

A diferencia de Sheinbaum que junto con López Obrador se han encargado de saquear a militantes, cuadros dirigentes, proyectos y activos del PRD para construir sobre ese despojo su opción de triunfo en la Ciudad de México.

“Lo que tenían que llevarse (del PRD) ya se lo llevaron… ya no queda más que se puedan robar… los que se tenían que ir, ya se fueron”, afirma.

Ella, en cambio, afirma Barrales, ha levantado su candidatura sobre una estructura sólida de lo que hoy le queda al PRD y que comienza a captar los apoyos de militantes del PAN y Movimiento Ciudadano.

En esta suma comienza a contar, afirma, el voto útil de militantes de otros partidos como el PRI, Panal y Verde que nunca votarían por Sheinbaum y AMLO.

Eso es lo que al final va a decidir su triunfo, confía.

En la base sin embargo está el estado de ánimo de muchos mexicanos, un enojo nunca antes sentido y “con ello no se pudee gobernar ni esta Ciudad ni el país”, advierte Barrales.

NÚMEROS Y PORCENTAJES

Hace 6 años, en otro contexto, Miguel Ángel Mancera obtuvo para el PRD 3 millones 52 mil 38 votos de un total de 4 millones 768 mil 926 votos depositados en las urnas.

En aquella elección sus contrincantes Beatriz Paredes del PRI alcanzó 942 mil 115 votos; Isabel Miranda de Wallace del PAN llegó a los 649 mil 279 sufragios y Rosario Guerra candidata del Panal, no logró más que 58 mil 647 votos.

Hoy la pelea es distinta y Barrales y Sheinbaum, con Mikel no tal lejano, podrían estar alcanzando quizá, de acuerdo a algunos sondeos, no más de 2.3 millones de votos cada una de ellas y 1 millón o un poco más para el candidato del PRI.

Todo indica que el cierre será muy estrecho y con muchas sorpresas.

Por lo pronto Barrales duerme tranquila, porque sabe que la diferencia que la separa de la morenista no es irremontable sino todo lo contrario.

Ya veremos qué tan lejos o qué tan cerca andábamos del resultado final.

EL DESMADRE CHIAPANECO

Hubo un tiempo, no hace mucho, que en las mesas políticas se decía que Manuel Velasco podría ser una opción del presidente Enrique Peña Nieto y la alianza PRI, PVEM y Panal para la candidatura presidencial de 2018.

Pero más pronto aquello se desmoronó. Hoy el gobernador saliente de Chiapas no tiene mayor futuro que una investigación por desvíos multimillonarios.

No quiso ser senador pluri y además termina confrontando dentro de su partido y con el PRI y Peña Nieto. Y dejando tras de sí uno de los gobiernos más desastrosos de ese pobre estado que es Chiapas.

Deja además uno de los peores escenarios dentro del actual proceso electoral. Con todo listo para que Andrés Manuel López Obrador y su Morena gene la primera gubernatura de su incipiente historia,

En este contexto, durante el pasado fin de semana, el presidente del PRI, el senador con licencia y exgobernador guerrerense René Juárez se colocó su traje de bombero y se fue a apagar el fuego que amenazaba con hacer que su candidato en Chiapas, el senador con licencia Roberto Albores Gleason renunciara a la candidatura.

Y es que durante la semana anterior, con ya 2 semanas de campaña efectiva, el PVEM abandonó la alianza con el PRI y el Panal y dejó colgado a Albores para lanzar al alcalde con licencia de Tuxtla Gutiérrez, Fernando Castellanos Cal y Mayor como su candidato a gobernador.

En los pasillos electorales se afirma que todo esto es una jugada del gobernador Velasco para garantizarle el triunfo al candidato del Morena, su exlíder del congreso y verdadero delfín político Rutilio Escandón Cadenas.

Hace unos meses, cuando se definían las candidaturas a gobernador, Rutilio con la venia de Velasco levantó la mano y pidió ser lanzado como candidato del PRI, PVEM y Panal, pero en el tricolor nacional – es decir: Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray-, se insistió en que debía ser Albores Gleason y aquello se descompuso.

Rutílio peleo, se inconformó, movilizó a sus bases y al final Albores fue impuesto desde el centro. Al líder del Congreso chiapaneco emigró a Morena y con ello se llevó no sólo los activos electorales del gobierno de Velasco sino que sumó los de AMLO que son muchos en ese estado.

Hoy Rutilio es el puntero en las encuestas y Albores, a quien lo acaba de dejar solo el PVEM, dicen, ni alcanza ni siquiera los puntos suficientes como para perder con dignidad.

El escenario electoral chiapaneco se complica porque el expriísta José Antonio Aguilar Bodegas va por la Coalición PAN, PRD y MC, “Por México al Frente”, lo que significa que el exalcalde de Tapachula, exsenador y diputado local y federal le va a quitar votos a Albores.

Pero como dice el dicho, un mal nunca llega sólo y es así que el cuarto candidato a gobernador es el líder cañero y expriísta, Jesús Alejo Orantes Ruíz miembro de una poderosa e influyente familia del sector rural chiapaneco quien también arrebatara votos a Albores y al tricolor.

Es por ello que René Juárez llegó a Chiapas para evitar la renuncia de Albores Gleason e intentar que todos sus candidatos al senado, a diputados federales y otros cargos, sigan adelante para no dejar caer la votación de José Antonio Meade y del partido.

Se sabe que Juárez le leyó la cartilla a Albores a quien dijo que  en esta elección no sólo contaba la gubernatura, sino otras muchas posiciones entre ellas la de Presidente de la República.

Por ello Juárez salió a señalar que Albores seguía adelante y que no habría declinación al gobierno estatal.

Y pidió a los priistas chiapanecos sacar la casta, el valor y con ideas, con propuestas, convencer para vencer.

Ni modo, en política a veces no queda más que comer sapos.

 

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