Con microcirugía es posible sanar dolor de nervio trigémino
El neurocirujano Richard Zimmerman, adscrito a la Clínica Mayo en Phoenix, Arizona, presentó a médicos mexicanos nuevos avances en microcirugía para curar el dolor crónico de cara, resistente a medicamentos, que es la enfermedad llamada Neuralgia trigeminal, la cual causa un sufrimiento prolongado que incluso llega a provocar suicidios.
Ciudad de México, 12 de Agosto (ESFERA EMPRESARIAL/ CÍRCULO DIGITAL).-El neurocirujano Richard Zimmerman, adscrito a la Clínica Mayo en Phoenix, Arizona, presentó a médicos mexicanos nuevos avances en microcirugía para curar el dolor crónico de cara, resistente a medicamentos, que es la enfermedad llamada Neuralgia trigeminal, la cual causa un sufrimiento prolongado que incluso llega a provocar suicidios.
En entrevista con Crónica, el médico explicó que esta enfermedad se puede tratar con medicinas anticonvulsivas, pero que hay casos en los que los pacientes no responden a ese tratamiento y se puede atender con una operación que ya se podría realizar en México. Zimmerman habló ante un conjunto de 500 cirujanos y neurocirujanos de diferentes instituciones, reunidos en el hospital Médica Sur, en la Ciudad de México.
La Neuralgia trigeminal también es conocida como tic doloroso, de acuerdo con la página en internet del Instituto Nacional de Salud Neurológica, de Estados Unidos. Se trata de un dolor crónico, es decir que dura mucho tiempo, y que afecta a uno de los nervios más largos de la cabeza. El trastorno causa ardor extremo, esporádico y súbito o dolor facial de tipo de shock que dura desde unos segundos hasta 2 minutos por episodio.
El nervio trigémino es uno de 12 pares de nervios que se originan en la base del cerebro. Ese nervio tiene tres ramas que transmiten hacia el cerebro sensaciones de las porciones superior, media e inferior de la cara, al igual que de la cavidad oral.
“Mi interés en este tipo de padecimiento empezó muy joven porque cuando se conoce a una sola persona que vive con estos ataques de dolor en una zona tan sensible y tan cercana al cerebro se puede comprender que están viviendo una verdadera tragedia. Son ataques que llegan sin aviso y que afectan al paciente justo en el lugar donde convergen todos los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Ellos dicen que sienten como si estuvieran sufriendo un golpe directo en el centro de la cara o choques eléctricos en esa zona. Eso me hizo estudiar cómo podríamos hacer microcirugías para cortar algunos de esos circuitos nerviosos del dolor”, dijo el experto de Clínica Mayo.
Entre las técnicas en las que ha sido innovador el doctor Zimmerman y que expuso en México están cómo operar, pero sin tener que dejar dentro del cráneo o la cara alguna tecnología que regule el tránsito de señales entre los nervios. El reacomodo de las señales se hace cortando algunos circuitos clave con microcirugía, lo que ha resultado un éxito.
“Nosotros comenzamos este tipo de procedimientos en Clínica Mayo. La cirugía no es fisiológicamente tan invasiva, aunque sí es necesario hacer estudios de la tolerancia de los pacientes a los anestésicos. Hasta ahora hemos operado pacientes que van desde los 20 hasta los 90 años. El otro factor importante es conocer qué tratamiento médicos habían llevado anteriormente. Hay estudios de perfil que son necesarios, pero no hay limitantes que no puedan superar los centros médicos y los cirujanos mexicanos para aplicar estas técnicas”, indicó.
El doctor Zimmerman dijo que atender este problema es indispensable ya que los pacientes experimentan una intensidad de dolor en la cara tan grande que puede ser física y mentalmente incapacitante. El médico, educado en Boston, dijo que más allá de los avances médicos y quirúrgicos, el aliviar el dolor también es una expresión de humanismo.
“Desde hace años, en Estados Unidos y en otros países hay una corriente de educación para los médicos que procuran enseñar a ser mejores seres humanos y no sólo buenos practicantes médicos, pues hubo un momento en el que la medicina se volvió muy competitiva y científica y se olvidaron otras dimensiones de lo humano. Atender este tipo de enfermedades tiene que ver con esta perspectiva muy humanista de la atención al dolor”, concluyó.