¿Todos somos huachicoleros?
ANÁLISIS A FONDO
FRANCISCO GÓMEZ MAZA
> La inmensa mayoría compra lo robado “porque es más barato”
>> Tanto delinque el que mata la vaca como el que le jala la pata
Los mexicanos estamos pasando días de sufrimiento porque es difícil y, a veces hasta imposible, llenar el tanque de la gasolina de los vehículos tanto del sector privado como del servicio público. Muchas estaciones de servicio agotan “de volada” sus reservas por las compras de pánico que realizan los automovilistas. Hay desabasto, dicen. No hay gasolina. Ya estamos igual que Venezuela. Mentira. En Venezuela un gran productor de petróleo nunca falta el combustible y es infinitamente más barato que en México.
La causa: el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no encontró otro modo más eficaz para detectar dónde y cuándo, en qué momento los ladrones extraen la gasolina de los ductos de distribución de Petróleos Mexicanos, extendidos, como una telaraña, por todo el territorio nacional, y hay que pararlos a como dé lugar, pues se roban por lo menos 60 mil millones de pesos al año en combustible, gracias a lo que se ha dado en llamar huachicoléo. Y venden más barata esa gasolina porque la combinan con agua, lo que hace mucho daño a los motores.
Pero primero recordemos qué es el huachicoléo, el huachicol, los huachicoleros, palabrejas que leemos cotidianamente, sobre todo en las Networks Social y la prensa escrita, o escuchamos en los medios radiales como la televisión. La Academia Mexicana del Tequila, en su glosario habla del huachicol como “una bebida destilada adulterada con alcohol de caña”. Por su parte, en el Diccionario de Mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua, huachicol es utilizado como algo relacionado con un producto falso o de calidad cuestionable. Finalmente, en el Diccionario del Español de México, cuachicol o huachicol es “una especie de pértiga con canastilla utilizada para bajar fruta. En la misma publicación huachicolero es la persona que se dedicar a cosechar fruta con el aparato antes mencionado, aunque también aquel que se dedica a robar combustible perforando los oleoductos.
Pero volviendo al asunto que escogimos para platicarlo con ustedes, queridos lectores, para que el crimen organizado obtenga millonarias ganancias por la venta de combustible robado, necesita de clientes que estén dispuestos a violar la ley para su propio beneficio. Y en México, a los huachicoleros les sobra gente que ve con buenos ojos ese mercado negro y barato, de acuerdo con un informe elaborado en junio de 2017 por la Cámara de Diputados.
De acuerdo con una encuesta telefónica a nivel nacional, realizada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública del Poder Legislativo, el 83,1% de los mexicanos dijo estar dispuesto a comprar combustible robado a bajo costo.
Sin embargo, a la hora de preguntarles si los dueños de las gasolineras que sean descubiertas vendiendo combustible robado merecen ir a la cárcel, el 88,1 por ciento dijo que sí. Es decir, la mayoría de los mexicanos está en contra de que se venda gasolina robada… a menos de que se la dejen barata. Solo el 10% de los mexicanos no compraría gasolina robada a bajo costo; 83.1% dijo que sí y 6.4% dudaría.
La encuesta realizada principalmente en aquellos estados de la República Mexicana donde con mayor intensidad existe el robo de combustibles —Puebla, Veracruz, Estado de México, Jalisco, entre otros— también ayuda a entender la gran base social que tienen los huachicoleros, responsables de desfalcarle al Estado mexicano unos 60 mil millones de pesos cada año. El 74.7% de los mexicanos afirma que los huachicoleros están protegidos por las comunidades donde operan. Al mismo tiempo, el 76% considera que estos ladrones de combustible están coludidos con el crimen organizado.
Cuando la Cámara de Diputados quiso averiguar cuál consideraban los mexicanos que es la razón detrás del incremento de tomas clandestinas, entre los años 2006 y 2014, encontraron que el 10% asegura que es causa del desempleo; 6% piensa que es producto de la crisis económica; 4% que es para obtener “dinero fácil”; y 1% lo relaciona con los bajos salarios del país. Incluso, tres de cada 100 mexicanos consideran que sí justo que los huachicoleros sigan operando y el 25% no está convencido de denunciar a un huachicolero de su comunidad.