Y entonces Ramos ridiculizó a AMLO   

 Y entonces Ramos ridiculizó a AMLO   

Tras la puerta del poder

Roberto Vizcaíno

Para nadie es una sorpresa que Jorge Ramos es un periodista que busca siempre ser “la noticia”.

Y que casi siempre lo logra.

Lo hizo cuando obligó a Donald Trump a que ordenara a sus guaruras que lo expulsaran a empujones de una conferencia. Y el 25 de febrero pasado lo logró cuando llegó a la oficina de Nicolás Maduro y le preguntó cómo lo debía presentar, si como presidente o como dictador.

Ese encuentro terminó con la salida abrupta de Maduro y la retención ilegal durante horas de Ramos y su equipo en el palacio presidencial de Miraflores en Caracas.

Cámaras y videos siguen sin ser entregados al periodista.

Ese tipo de trabajos son los que busca Ramos.

Mexicano, radicado desde hace años en Estados Unidos, es el principal conductor de noticieros de Univisión.

Dentro de su estilo, el viernes pasado Ramos desplazó a Andrés Manuel López Obrador de su conferencia mañanera y lo sometió a talk-show ante millones de televidentes e internautas que mostró a un mandatario errático, intolerante y emocionalmente incontrolado. 

Apenas unas cuantas preguntas después del inicio de la conferencia, AMLO le dio la palabra mencionándolo por su nombre.

Ramos le agradeció a su intervención para que Maduro lo liberara de su retención ilegal el 25 de febrero pasado y de inmediato inició su asedio periodístico:

  • Sé que usted no quiere llamar dictadura a Venezuela, nosotros lo vivimos en carne propia. Pero estoy aquí no para hablar de Venezuela, sino para hablar de México y le tengo dos preguntas.
  • La primera es que, a nivel de criminalidad, las cosas (con Usted) no han cambiado en México, señor presidente. Durante sus primeros tres meses asesinaron a ocho mil 524 mexicanos, si continúan las cifras igual, 2019 va a ser el año más sangriento y violento en la historia moderna de México.
  • Qué bueno que trajo a miembros de la futura Guardia Nacional, veo demasiados militares para una guardia civil,pero qué bueno que los trajo, porque para que ellos den resultados faltan muchos años.
  • Así que la pregunta es: ¿qué va a hacer a corto plazo para que no maten a tantos mexicanos y para que México no siga siendo uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo?
  • Entre paréntesis, no ayuda que usted desacredite a los periodistas, señor presidente, o que pida que un medio revele sus fuentes. Eso es un ataque a la libertad de prensa.
  • Si usted hubiera dado a conocer la carta al rey de España, Reforma no hubiera tenido que filtrar o buscar fuentes confidenciales.
  • Pero la pregunta central es: ¿qué hacer para que ahora no maten a tantos mexicanos?

En apenas menos de un minuto Ramos lo calificó de incompetente al no poder bajar los índices de inseguridad y violencia; lo alineo con Maduro y lo acusó de ser el responsable de que Reforma -donde Ramos colabora desde hace años-, haya tenido que publicar una filtración además de encabezar un gobierno en el cual no han bajado las muertes de periodistas y de desacreditar a periodistas.

Situado contra esa pared, AMLO sólo acertó a responder con un:

“Estamos trabajando todos los días, Jorgecomo nunca”.

Al mencionarlo por su nombre, López Obrador convirtió la conferencia de decenas de periodistas en una entrevista entre dos, entrevistador y entrevistado. Justo lo que Ramos quería.

Todo lo demás fue eso, una conversación entre dos.

AMLO le recordó que antes de él ningún presidente se levantó temprano para solucionar problemas de seguridad y menos para responder a la prensa.

Y, para evitar que se le saliera del tema, vino la primera réplica de Ramos, directa, sin matices:

  • … ha sido muy violento, señor presidente, ese es el problema, que si sigue así el 2019 va a ser terrible, el peor año que recordemos.

“Hemos controlado la situación según nuestros datos…”, se defendió AMLO.

  • Los que yo tengo, dicen otra cosa, no están controlando, al contrario, siguen muriendo muchos mexicanos, reviró Ramos

“… sí, nos dejaron un país con mucha violencia porque había impunidad y mucha corrupción, que ya no hay. Aparte de atender el asunto…”, insistió el tabasqueñp intentando recuperar el control del encuentro.

Pero el dueño de todo, con el micrófono abierto y en sus manos, Ramos atacó de nuevo:

  • Impunidad sigue habiendo, los feminicidios, los asesinatos a seis periodistas durante su gobierno…

“Estamos nosotros atendiendo este tema, Jorge… no había ni siquiera elementos para garantizar la seguridad pública, porque no podía el Ejército ni la Marina atender, por ley no estaban facultados para actuar en materia de seguridad pública”.

El Presidente ya no le hablaba a su audiencia, ni a las decenas de reporteros mexicanos quienes sentados enfrente, silenciosos, quietos, solo miraban el desarrollo de la entrevista de Ramos a López Obrador.

Lo que siguió fuero minutos en los que Ramos pasó enfrente, al lado de López Obrador a ver de cerca unas láminas digitales llenas de números y porcentajes sobre el avance de la violencia y la muerte en México.

Pero sobre todo ver cómo la experiencia de un conductor de noticias de TV, dedicado al talk-show más que a la noticia y a la información, sometía y hacía trastabillar al Presidente que se creía invulnerable en eso de dar conferencias de prensa y de controlar y dirigir periodistas.

Sus respuestas a los cuestionamientos de Ramos fueron siempre frases hechas, el mismo rollo de todos los días, de que ahora sí se resolverá lo de la inseguridad, de que con la Guardia Nacional ni le verán el polvo de la pacificación del país y de que ya todo se ha detenido y va a la baja.

Y el choro de que los culpables son los gobiernos del pasado, los de la etapa neoliberal, etc, etc.

“Ahora se aprobó una reforma constitucional…”, dijo AMLO.

  • ¡Pero no ha resultado, señor presidente!, estallo Ramos.

“Claro que sí hay resultados…” balbuceo López Obrador.

  • Las cifras indican que sigue aumentando el número de asesinatos, ocho mil 524 en los tres meses primeros, refutó el periodista.

“No han aumentado…”, se defendió el tabasqueño.

  • ¡Claro que han aumentado, por supuesto que sí!, lo enfrentó Ramos.

“¡No!… yo tengo otra información”, dijo AMLO.

  • Son cifras de su propia Secretaría de Seguridad, le reviró el periodista…

“Sí, sí… pero yo te invito para que las revisemos”, casi suplicó el Presidente.

  • ¿Esas no son ciertas, las cifras de la Secretaría de Seguridad?, interrogó sin miramientos Ramos.

“¡Ah!, ¿las de nosotros no son ciertas?”, intentó recuperarse el tabasqueño.

  • No, no, no, le pregunto que si las cifras de su Secretaría de Seguridad no son ciertas. Dicen que murieron ocho mil 524 mexicanos en los primeros tres meses, espetó Ramos a sabiendas de que lo tenía en su corral.
  • Y así continuaron largos, angustiosos minutos más para AMLO. Acabada su entrevista, Ramos sólo dijo: Gracias. Lo había sometido, expuesto, como a él le gusta pues.

Y entonces otros reporteros pudieron preguntarle al Presidente.

 

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