DODGER BLUE! 32 años después… Campeones, campeones, campeones !
CDMX, 28 octubre 2020.- Campeones mundiales del beisbol por séptima vez en la historia, habiendo esperado la actual corona por 32 años, el equipo de los Dodgers de Los Ángeles ganó la Serie Mundial 2020 por 4 juegos a 2 a las Mantarrayas de Tampa Bay. Culmina una temporada propia de la pandemia, corta y con pruebas constantes a los jugadores y managers, teniendo playoffs en sedes predeterminadas.
Fue una Serie Mundial trepidante, con jugadas espectaculares, actuaciones formidables de algunos lanzadores, el surgimiento de jóvenes estrellas y una clara muestra de la importancia de la estrategia, evidenciando que se requieren muchas habilidades para conducir a un equipo al enfrentar los problemas clásicos del beisbol con las herramientas actuales, que incluyen aspectos sabermétricos, psicológicos y de liderazgo organizacional.
Extraña temporada recortada. Ciertos detalles hicieron que los partidos fueran inolvidables durante todo el verano: cartones con fotos de aficionados y celebridades en las tribunas; a veces peluches en los asientos, pantallas con rostros o videos y algunos equipos prefirieron que se viera desolada su zona de palcos o toda la tribuna en las transmisiones televisivas. Surgimiento de novatos con mayores oportunidades para suplir a los estrellas que dudaron en jugar por la pandemia. Entrevistas manteniendo sana distancia que daban imágenes de un aislamiento raro entre comunicadores y atletas. Juegos suspendidos por protestas ante la violencia de origen racial.
En el diamante, desarrollo de las aplicaciones tecnológicas de las innumerables estadísticas que acompañan al Rey de los Deportes. Lanzadores que van perfeccionado la mecánica para esconder al máximo el tipo de pitcheo escogido, con predominio de rectas en la zona alta del plato y lanzamientos rompientes hacia el piso, dejando en añoranzas a los especialistas en el manejo de las zonas cercana y lejana al bateador. Velocidades cada vez mayores, donde las otrora míticas 90 millas por hora son casi requisito para las Grandes Ligas. Por el lado de los bateadores, el enfrentamiento entre dos formas estratégicas diferenciadas: la primera consiste en vencer al rival con lo indefendible, es decir, obteniendo bases por bolas siendo pacientes en el plato y conjuntar la estrategia con la búsqueda del Home Run y los Rays la aplicaron de forma muy eficiente todo el año. La otra es poner la bola en juego y también buscar batazos oportunos, forma en que Dodgers alcanzó victorias muy especiales atacando luego de dos outs en la pizarra. Las defensivas especiales con tres infilders de un mismo lado del cuadro o incluso el uso de cuatro jardineros para ciertos bateadores, evidencian que se trabaja profusamente con las tendencias, al grado que algunos peloteros consultan instrucciones y formaciones en parches en las mangas del uniforme.
Al final se presentó un choque apasionante entre los equipos que tuvieron mejores marcas en la temporada en sus respectivas ligas, lo que no es tan común desde el formato de playoffs. Por cierto, una postemporada donde calificaron 16 de 30 equipos participantes, en un formato inédito. Pudo haber tenido, además, el factor de los larguísimos viajes luego de los juegos 2 y 5, de la Costa Oeste Californiana a la Península de la Florida, de océano a océano cruzando a lo ancho la Unión Americana. Sin embargo, se optó por una sede que resultó neutra: el Parque Global Life, a unos metros del Estadio de los Cowboys en Arlington, Texas.
También fue la confrontación entre una nómina altísima en los Dodgers por una de las más bajas en los Rays, con diferencia de más del 300 %. Era la historia común en el deporte profesional que pareciera enfrentar a David y Goliat. Sin embargo, este Goliat llegaba una vez más a etapas finales donde recientemente había cosechado fracasos y cargaba mayor presión, mientras el equipo de Tampa había ido eliminando gigantes en cada etapa previa. Con presencia limitada de público, también mayoritariamente Dodger, se apreciaron jugadas como el intento de robo directo de home cuando lanzaba el estelar angelino de mecánica lenta Clayton Kershaw, algo que no se veía desde los años 50 y que estuvo cerca de fructificar. En el juego 4, cuando Tampa dejó tendido a Dodgers con dos carreras en la última entrada y la jugada final significó un par de errores de los angelinos, también se intentó un toque de bola para permitir la carrera de un pelotero que estaba en la tercera base, pero tampoco se tuvo éxito. A pesar de las medidas higiénicas y luego de 58 días reportados sin pruebas positivas, en el juego final se detectó que la última prueba de Covid tuvo resultado positivo para el tercera base de Los Ángeles, Justin Turner, por lo que fue separado cuando llegó el resultado, en el octavo inning, aunque regresó luego de los abrazos, para salir en la foto final con el Trofeo del Comisionado. Otro caso especial de este enfrentamiento es que el Jugador Más Valioso resultó ser Corey Seager; recibió el trofeo Willie Mays y una lujosa camioneta, algo que no lograba un Short Stop en la última década.
¿Y qué decir de la sorprendente consolidación de los lanzadores zurdos mexicanos, Julio Urías y Víctor González? Respondieron a cada llamado del estratega Dave Roberts. Incluso se habla de una Juliomanía que pudiera heredar las glorias de Fernando Valenzuela en los 80. Fueron parte importante de un grupo de relevistas que contuvo a los de la Florida casi todos los juegos, pero especialmente en los finales y decisivos. Por el lado de Tampa destacaron sus lanzadores y la dupla bateadora del coreano Choi y el cubano Randy Arozarena, con formación en la pelota azteca.
Una Serie Mundial de impacto, que nos deja con la ilusión de que todo es superable, que el beisbol es un medio excelente para propiciar el rescate de lo mejor de una sociedad incluyente que enfrenta un enemigo que, a la fecha, no se sabe si seguirá provocando cambios en las altas esferas del deporte profesional como expresión cultural. Mientras tanto, Dodgers de Los Ángeles son los orgullosos campeones mundiales del Rey de los Deportes.
Daniel Velázquez Ramírez
Analista con enfoque humanista de los grandes espectáculos, especialmente deportivos. Siempre en búsqueda de ser impactado por hazañas humanas e institucionales. Ha sido colaborador en medios de comunicación durante 30 años, principalmente la revista Auto Mundo Deportivo del Grupo Novedades. Amante del enfoque estratégico y el fomento de los valores que acompañan al deporte.
DVR octubre 2020