¡Adiós al neoliberalismo!

¡Adiós al neoliberalismo!

Análisis a Fondo

Francisco Gómez Maza

  • @realDonaldTrump le está dando la puntilla
  • El germano-escocés y el Supremacismo neto

¡Adiós al Neoliberalismo! Ya no tiene cabida en este mundo. Ya no sirve para nada. @realDonaldTrump y sus compañeros de viaje le están dando la despedida. Lo están decapitando y enterrando en una fosa común, o en uno de esos cementerios clandestinos donde sus esbirros despellejan esqueletos para esconderlos, per saecula saeculorum, con eso de que inventan cárteles y capos para imponer su tenebrosa perversidad por sobre las víctimas del Hermano Mayor.

Hoy por hoy, gracias a la enajenación de personajes como Trump, lo Supremo asume su salvaje sitio de voraz reptiliano.  Algo más perverso, algo verdaderamente diabólico (el antónimo de lo simbólico), el Supremacismo, toma el lugar del Neoliberalismo, del fascismo, del totalitarismo, según la mente, todavía soñadora, populista, de los Supremacistas como Trump, sin considerar que su vida puede ser muy corta ante el potencial de la resurrección de Rusia y la avalancha del comunismo chino, que es fuerte acreedor de los estadounidenses.

Pero por el momento, y de esto nunca se han dado cuenta, no pueden darse cuenta, los pésimos negociadores mexicanos como Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, según los supremacistas, Estados Unidos de Norteamérica es “Lo Supremo”; es lo Primero. Es el Big Brother orwelliano de 1984, que rompe privacías y se constituye en defensor de la blancura, de la sangre azul, del cabello rubio, en contra de lo negro y. aun más, de lo prieto, aunque, por supuesto, rechaza la crítica orwelliana del totalitarismo estalinista.

Así, ninguno de los Chupacabras mexicanos, menos Guajardo, que nunca ha comprendido porque la “o” es un círculo. ha entendido por dónde masca la iguana trumpiana, como dicen en mi datcha. Los aranceles al acero y al aluminio, no sólo mexicano, sino también canadiense y europeo (por qué no al acero chino), no son un asunto de economía, menos de comercio, menos de comercio libre y menos de globalización para Trump. Son sólo un medio, algo así como un plástico de Monex, o un monedero electrónico de Soriana, para ganarse adeptos para su secta de rito escocés y repetir en la Oficina Oval otros cuatro años para sentar las bases “reales” del trumpismo germano-escocés. O por lo menos es un intento. Y asegurar la Supremacía de lo blanco, de lo rubio, y liquidar lo prieto, que llega de fuera, de México y Centroamérica, o lo presuntamente terrorista, que puede llegar o llega de los pueblos árabes. Ya lo intentó otro loco: Adolfo Hítler. Es para Trump su guerra de Armagedón para acabar con sus enemigos.

Y esto es lo que los mexicanos no han comprendido. Ni Peña, ni Videgaray, ni Anaya, ni López Obrador. Trump no está declarando una guerra comercial. Eso le tiene sin cuidado. Está, como los perros, marcando su territorio. Lo Supremo.  Está poniendo en práctica el mensaje oculto, y ahora ya no tan oculto, de su cuenta de Twitter: @realDonaldTrump.

Y a Trump le importa poco que México se vaya a cobrar el daño por 3 mil millones de dólares que, según malos cálculos de Guajardo, le cuestan los aranceles que Trump le impuso al acero y al aluminio mexicanos. A Trump le tienen sin cuidado las “represalias arancelarias” de México. Los tolucos dicen que es muy importante que Estados Unidos sea el primer socio comercial de los mexicanos. Y eso le tiene sin cuidado a Trump porque los mexicanos, de Miguel de la Madrid para acá, ya le dieron todo a los estadounidenses. Que son 3 mil millones de dólares para Trump, si ellos tienen ya los fundos mineros, los depósitos de gas, los mantos petroleros, gracias a la estúpida bondad de los neoliberales mexicanos, que tienen que dar paso, quieran o no, al Supremacismo.

analisisafondo@gmail.com

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