ALPES sugiere trazar ya una ruta crítica para la apertura de las Escuelas
Los efectos de la pandemia Covid-19 o SARSCov2 que llegó para quedarse un tiempo entre nosotros, deben comenzar a ser considerados como una circunstancia más dentro de nuestra vida y, al normalizarla, iniciar las gestiones para superarla a través de acciones inmediatas y sistemáticas que permitan a todos minimizar los daños de todo tipo, entre ellos el económico, el educativo y el de la salud, expresa la presidenta de la Alianza para la Educación Superior (ALPES), María Luisa Flores del Valle, quien hace una llamada a las autoridades para trazar ya una ruta estratégica para la reapertura, donde se incluya la Enseñanza Híbrida y las Competencias Blandas o llamadas Competencias para la Vida, como actores formativos e indispensables en la educación.
La pérdida de un año de clases presenciales no sólo incrementó la desigualdad educativa entre diferentes sectores de la sociedad, profundizando aún más, entre otros aspectos, los bajos porcentajes de capacidad lectora de 51% hasta casi 68% entre los alumnos, sino que también ha acarreado graves daños económicos a las escuelas particulares que no sólo han sufrido la deserción de alumnos por la pandemia y la incapacidad de los familiares para cubrir el costo de las colegiaturas, sino también los gastos para adaptarse a los nuevos esquemas de enseñanza online para los alumnos que siguen, el pago de las rentas de los centros de enseñanza aunque no se usen y los salarios del personal escolar que siguen cubriendo sin falta cada quincena, la inversión en plataformas y capacitación a los docentes, inversión de los cambios y medidas precautorias sanitarias, además de los aspectos fiscales que se deben cubrir.
Por esto, considera que es urgente y básico para que las escuelas particulares puedan seguir respirando, que les regresen al título 3º de la Ley de Hacienda, que les libre de pagar el Impuesto Sobre la Renta y puedan ser deducibles las colegiaturas, porque sólo así podrían afrontar un poco la baja de ingresos por la deserción de alumnos, corroborado hace un par de días por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que aun siendo una amplia consulta, no tiene el dato verdadero que directamente la SEP pudiera corroborar.
Flores del Valle expresa que a un año de haberse decretado el confinamiento, se hace urgente trazar una ruta crítica que permita a las escuelas particulares abrir sus oficinas administrativas para comenzar a gestionar los trámites con el alumnado, además de dar informes y prepararse para el siguiente ciclo escolar, a la vez que las autoridades educativas (Secretaría de Educación Pública) abran sus ventanillas para comenzar a realizar los trámites que se quedaron varados hace un año.
Un segundo paso, expresó la presidenta de ALPES, sería la apertura de todos los laboratorios, no sólo los de salud, porque las universidades también tienen otras formaciones profesionales, “laboratorios que únicamente con la práctica los alumnos van a poder solventar ese conocimiento que ya se les entregó a través de la teoría”.
Y después de eso, agrega María Luisa Flores del Valle, “yo abriría ya, paulatina y escalonadamente, grupos en la mañana y en la tarde, con intervalos de 30 ó 40 minutos para poder realizar la desinfección de las aulas de impartición de clases” porque, aunque en el nivel universitario los alumnos son más conscientes que en educación básica y media superior, aún es muy difícil captar la atención de los muchachos a través de las clases online, sin contar que la conectividad y herramientas a distancia no han sido las más efectivas.
La dirigente de ALPES, agrupación a la que están afiliadas 150 instituciones particulares de educación superior, que atendían la formación profesional de 470 mil estudiantes en 680 campus antes de la pandemia, agrega que la educación híbrida debe ser contemplada ya como un actor más en la enseñanza, para crear nuevos sistemas educativos a largo plazo, efectivos, equitativos y resilientes; la educación híbrida es lo que viene ahora, presencial y en casa. “Definitivamente la educación ya no quedará únicamente en lo presencial”.
Y otro aspecto fundamental que enseñó la pandemia es que los planes de estudios deben incorporar como otro actor fundamental la enseñanza de competencias blandas como son trabajo en equipo, liderazgo, comunicación efectiva, pensamiento crítico, gestión del tiempo; que permita a los jóvenes desarrollar una flexibilidad, paciencia, persuasión, motivación, “que nos van a dar la posibilidad de tener a un profesionista que, además de conocer toda la materia de la carrera, pueda abrirse, ser mucho más tolerante a la frustración, buscar nuevas formas de innovar, de renovarse y, sobre todo, ser unos jóvenes resilientes, muchachos que sepan anteponerse a las adversidades que les da la vida como la que estamos viviendo hoy, con la pandemia”.