AMLO entre Dimas (Kurshner) y Gómez (Gestas)
Balconeando
Francisco Rodríguez
Al Presidente de la República lo crucifican en los medios por haber asistido a una cena, el 19 de marzo, en Sierra Nevada 625, en Lomas de Chapultepec, en la que se encontró con el principal de los asesores de Donald Trump.
Y en esa crucifixión no podrían faltar Dimas, el invitado Jared Kurshner, y Gestas, el anfitrión Bernardo Gómez.
El Mal Ladrón, llamado Gestas en los evangelios apócrifos, fue uno de los malhechores que según el Evangelio de San Lucas fue crucificado al mismo tiempo que Jesús de Nazaret. Insultó a Jesús y no se arrepintió de sus pecados a diferencia del Buen Ladrón (San Dimas) que sí lo hizo y obtuvo en recompensa la promesa de ir al paraíso aquel mismo día.
Quien se ha ganado el Cielo —y la Orden del Águila Azteca, entregada por Luis Videgaray y su mozo de estoques, Enrique Peña Nieto– es un hombre fácilmente domeñable que ha sido señalado de ser la primera opción de los extranjeros que tratan de manipular la política estadounidense o tener acceso a información delicada. Kushner tiene acceso, influencia y una combinación de inexperiencia y orgullo desmedido, cualidades que lo hacen un blanco de alto valor, de acuerdo a revelaciones del periódico The Washington Post.
A algunos funcionarios de la Casa Blanca les preocupa que Kushner haya sido “ingenuo” en sus contactos con funcionarios extranjeros, algunos de los cuales insistían en hablar solo directamente con Kushner y no con personal más experimentado, según aseguró al Post un ex funcionario.
Ya con eso y con la labia del Presidente de la República, seguramente Kurshner ya está en el firmamento… aunque –otro señalamiento– se sospeche en Estados Unidos que él y su compañía de bienes raíces han evadido pagar o han pagado pocos impuestos federales, tras reclamar pérdidas en el negocio aunque no las hayan tenido, cual señala el diario The New York Times.
Gómez, el Mal Ladrón
Similar a Kurshner, quien ha obtenido el cargo de súper asesor en la Casa Blanca por ser el hubbie o maridito de Ivanka Trump, el anfitrión Bernardo Gómez ha escalado de “indeseable” hasta co-presidente en Televisa, por su relación fraternal con el heredero Emilio Azcárraga Jean.
Gómez se ha encargado de las “relaciones políticas” del que fuera emporio televisivo –ha corrido idéntica suerte que el PRI– y desde que AMLO fuera Jefe de Gobierno del entonces DDF, lo ha “cultivado” al estilo yucateco, a grado tal que tuvo que autoexiliarse cuando Felipe Calderón usurpó la Presidencia de la República, pues el michoacano lo había colocado en su personal lista negra.
Como Dimas, este Gestas también carga con una maloliente estela de escándalos de dinero. Y es que, junto con el otro co-presidente de Televisa, Alfonso de Angoitia, fueron balconeados, en el verano de 2016, en un documento anónimo de 15 cuartillas que llegó a la Securities and Exchange Commissions (SEC), la máxima autoridad regulatoria bursátil de Estados Unidos, señalando una trama de cuentas “ocultas”, pagos en efectivo de gobernadores por publicidad que no ingresaron oficialmente a las arcas de la empresa. Los “chayotes” o embutes, disfrazados de “convenios” publicitarios, pues.
En tal escrito –cuyo contenido fue inmediatamente desmentido por el propio Azcárraga Jean– se leía que “Grupo Televisa recibe dinero en efectivo de partidos políticos y gobiernos estatales para cobertura noticiosa tanto a nivel local como nacional, con apariciones en noticiarios de la pantalla, revistas y promociones especiales. Esta es una operación continua y esta es la razón por la que es difícil rastrear las pistas y calcular el costo delproduct placements (término publicitario que significa ‘desplazamiento del producto’, propio de los infomerciales políticos), de las producciones especiales en cada segmento de tiempo aire”.
La mayoría de estos pagos provenientes de partidos políticos y de gobiernos estatales se realiza en grandes cantidades de efectivo (bulk cash, en el texto original) y son guardados en una bóveda ubicada en el basamento de las oficinas del corporativo en Santa Fe y transferidas al Estadio Azteca para simular la venta de tickets de eventos especiales que nunca se realizan. El documento calcula que en un año se “lavaron” de esta manera alrededor de 40 millones de dólares.
Del escándalo de los sobornos a la FIFA, otro día platicamos.
Entre Dimas (Kurshner) y Gestas (Gómez), pues, quedó el Presidente de la República en esa cena celebrada en Sierra Nevada 625, en Lomas de Chapultepec.
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