Crisis de la comentocracia. No aceptan que perdieron
Índice Político
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Los autollamados comentócratas de la prensa impresa y radioeléctrica, quienes hasta hace unos días se agachaban obsequiosos ante cualquier soplo y nivel de poder mexiquita, hoy tratan de erigirse en caifases de la crítica colgados de cualquier gancho, como modernos francotiradores de sucesos aún desconocidos.
Si apenas ayer aplaudían solícitos cualquier lanzada y bravata proveniente de Los Pinos o de cualquier oficina de quinto talón, hoy, montados en sus nuevas andaduras de quijotes desfasados, exigen que en el nuevo régimen todos sean el sursum corda, la piedra filosofal o de perdida el Oráculo de Delfos.
En su afán “crítico” ningún chile les raspa. Se hacen una con toda vocinglería que denueste y descalifique a los ungidos por el voto popular del primero de julio, aprovechando las viadas para colgarles sambenitos de improvisados, atrevidos, inexpertos y hasta peligrosos. Todo les molesta en su nuevo disfraz. Se resisten a aceptar que perdieron, junto con el viejo régimen, hoy de salida.
No se imaginaron que iban a perder el poder de cobrar para influir
Los comentócratas opinan, no informan; desprestigian, no orientan; atacan, no aceptan que los que llegan al poder están destruyendo en 40 días lo que construyeron en 40 años. Tal vez esperaban que las promesas de campaña, los compromisos con los electores iban a echarse al olvido una vez ganando el poder.
Creían que todas eran puras habladas en el afán por conseguir el voto popular, y que una vez ungidos, iban a tirarse en la hamaca y dejar que todo siguiera igual para que la luna de miel con el electorado fuera la confirmación de que todos son iguales. Total, las campañas se hacen en verso y el gobierno se hace en prosa.
Jamás se imaginaron que iban a perder el poder de influir y cobrar en las oficinas de siempre, desde que se tiene memoria. De Echeverria para acá todos los presidentillos habían seguido la misma fórmula: mentir para ganar, que una vez en Los Pinos se declararían inocentes.
Pensaban que iban a repetirse los penosos espectáculos del pripanismo que tuvieron sus óperas bufas con personitas que ejercieron el poder en lugar de los electos: todos los presidentes delegaron el mando en sus cercanos y favoritos.
Así fue con De la Madrid, a Carlos Salinas; Salinas de Gortari a José María Córdova; Zedillo a Liébano Sáenz; Fox a Marta Sahagún; Felipe Calderón a Margarita Zavala, su papi y sus hermanos; Peña Nieto a Videgaray y de éste al yerno de Trump… y así, hasta el infinito. Eso esperaban los comentócratas de marras.
Confirmado el triunfo de AMLO, comenzaron a pasar las de Caín
Jamás se imaginaron el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, tanto así que hasta el mismo día de la jornada electoral salieron a desmentir las cifras que el conteo rápido arrojaba, diciendo que eran fantasías y trampas de estadísticos. Algunos hasta tuvieron el cuajo de salir a cuadro para jurar por ésta que el triunfo no se debía reconocer. Convocaban al desaguisado. Seguían tocándole los ijares al tigre.
Consumado el irreversible triunfo, empezaron a pasar las de Caín. Más pronto que inmediatamente fueron reclutados por los grupos de presión e interés, nacionales y extranjeros, para empezar a inocular veneno, a falta de energía popular. Maletas rebosantes de dinero empezaron a caer de todos lados para atacar adónde pudieran.
Y hete aquí que seleccionaron los peores flancos para sus propósitos, los que precisamente evidenciaban de qué lado estaban jugando. Que si la consulta popular al mega aeropuerto de Slim-Salinas, una patraña destinada a manipular la opinión ciudadana, una consulta ilícita porque no la convocaban Peña y el INE.
Según ellos, “el error de octubre”, porque los electos no saben en qué laberinto se metieron y hoy dicen que es su dolor de cabeza. O sea, lo que no beneficie a la corrupción de los constructores, los que comprometieron las afores de los trabajadores, si se rechaza es un delito.
Patraña: si nada sigue igual, pagaremos con devaluación e inflación
Todo debe seguir igual, so pena de pagarlo con la devaluación del peso, o la retracción de la confianza del mercado de capitales. Si no lo hacemos así, mucho cuidado, nos dicen, porque las corredurías patito de los banqueros neoyorquinos nos castigarán calificando mal nuestras expectativas de crecimiento.
Todo lo que no se haga obedeciendo los designios de los capitales corre la suerte de meternos en crisis terminal. Si no podemos exportar barriles de crudo, si hacemos refinerías para procesarlo, si encargamos a Pemex la exploración y perforación en aguas someras, está mal, porque podríamos perjudicar a los capitostes del entreguismo.
Si no aceptamos como secretarios de la Defensa y de la Armada a los conclapaches de los entorchados, a sus cuates propuestos para continuar el saqueo y la indignidad, estamos promoviendo el desencanto en las fuerzas del orden. Y así por el estilo.
Aplauden a los traidores a la Patria; no reconocen que se equivocaron
Loor a Salinas, Baillères, Slim, Aspe, Gérard, Larrea, Olegario, Ramírez, Zambrano y los que usted quiera. Profieren a voz en cuello, sabiendo que la salida de esos trúhanes es su muerte anunciada. No tendrán para dónde hacerse porque están jugando y lo han hecho siempre del mismo lado.
Llegan al extremo de aplaudir a los enemigos de la patria antes de reconocer que su interesado juego ha sido el equivocado. No son dignos ante la derrota. Puede decirse en su defensa que lo hacen porque en su vida han conocido a los hombres de poder del sistema. Los que llegan con ganas de ejercerlo y controlarlo.
No admiten lo que en México está pasando realmente: asistimos a la etapa de la restauración del poder presidencial. Al control en la toma de decisiones, del ejercicio en función del interés público, de asumir los riesgos del error, de aceptar con humildad los aciertos en favor de la lucha popular. De aceptar el mandato constitucional.
Ellos estaban acostumbrados a los personajes de Los Pinos, fabricados con papel cuché, de los que desertaron de todo lo que ofrecieron, de los que nunca volvieron a pararse al lado del pueblo. De los que delegaron todos los poderes constitucionales en espaldas de favoritos de siete suelas.
Hora del cambio social. De la restauración del poder. No los queremos
Es claro que en esta etapa ya no caben sus añoranzas y melancolías del poder nylon de Los Pinos. Es claro que tendrán que ser removidos de toda responsabilidad informativa. Es claro que su lugar será ocupado por quienes quieran luchar a brazo partido por la transformación del país.
Es claro que le han fallado a la patria. Que tendrán que largarse con cajas destempladas, sufriendo los malos recuerdos de quienes alguna vez fueron objeto de sus comentarios enajenantes, de sus odios a lo auténtico, de su rechazo a la historia de México.
Es hora del cambio social. Es la etapa de la restauración del poder. Aquí ya no los queremos. ¡A estorbar a otra parte!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Quienes desde sus tribunas o, incluso, en redes sociales hacen mofa de la consulta pública que ayer iniciara, parecieran añorar las decisiones verticales, adoptadas por un solo hombre –rodeado y a veces hasta cercado por una camarilla de intereses–, generalmente en perjuicio de las mayorías. ¿Participación social? No. Nada de eso. Que el tlatoani o mandarín elija por nosotros, de acuerdo con sus propios deseos, intereses y ambiciones. Y usted, ¿ya votó? + + + Uno de los choferes del comunicador Óscar Mario Beteta, el señor Marco Antonio León Hinojosa, y la nana Georgina Cruz Soria sustrajeron al menor Alonso Beteta Barcełó, de 1 año, de su madre Zyanya Barceló, el martes 23 de octubre a las 14:00 horas en el Oxxo de Avenida Santa Fe. Al ver que se llevaban a su bebé, la madre corrió hacia la camioneta del señor Óscar Mario Beteta, colocándose enfrente del cofre. Pero el chofer le avent la camioneta, a modo de atropellarla´, por lo que la madre tuvo que hacerse a un lado no pudiendo evitar que se llevaran a su bebé. La Alerta Amber esta activa. Se levantó un acta en la delegación del Ministerio Público en Cuajimalpa, CDMX.
http://www.indicepolitico.com/