De la imaginación de un historiador a la lengua más hablada del mundo
Ciudad de México 21 Abril (MENSAJE POLÍTICO/CÍRCULO DIGITAL).- Al menos mil 200 millones de personas usan caracteres difíciles de descifrar para ojos occidentales, pero que juntos forman una unidad que les permite ser reconocidos como uno de los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas (ONU). Cangjie o Cang Jie es el nombre del inventor de la escritura china.
Cada 20 de abril, desde 2010, el mundo celebra el Día de la Lengua China, que tiene una escritura compleja frente a los trazos del alfabeto occidental; tanto así que, se dice, una persona que se precie de escribir en chino debe conocer unos ocho mil caracteres.
Es una escritura que surgió, de acuerdo con la versión más simple, de un principio apacible: la huella que un ave fénix plasmó al dejar caer un objeto sobre la arena fue la inspiración de Cangjie para desarrollar la escritura que le fue encomendada por Huang Di, el mítico emperador Amarillo.
Pero “la leyenda cuenta que tenía cuatro ojos y cuatro pupilas; y que cuando inventó los caracteres, las deidades y los fantasmas bramaron y del cielo llovió mijo”, y así lo reproduce el Centro de Información de la ONU.
Junto con el chino, los idiomas oficiales de trabajo en Naciones Unidas son el árabe, el inglés, el francés, el ruso y el español, y a cada uno se dedica un día de conmemoración.
Para el chino, la leyenda de Cangji, el historiador que vivió hacia el año 3000 antes de la era cristiana, da razón para fijar la fecha: la festividad “Guyu” (lluvia de mijo) que China celebra cerca del 20 de abril en el calendario gregoriano, y que en los calendarios tradicionales del este de Asia representa el Sexto de los 24 periodos solares.
La suma de todos los caracteres identificados hasta la actualidad supera los 11 mil, aunque para comunicarse bastaría conocer de tres mil a tres mil 500, de acuerdo con instituciones que ofrecen la enseñanza del idioma.
Escribir en chino, como Cangji lo concibió, implica una caligrafía que constituye un arte: plasmar ideas en un pictograma, lo que hoy se conoce como chino antiguo o tradicional, donde un conjunto de trazos representa una idea, más que letras que formen palabras.
Esa diversidad dificultó los procesos de alfabetización en China, y hacia la mitad del siglo XX llevó a impulsar reformas para simplificarlo, un trabajo que continuó todavía hace una década, para hacerlo más accesible.
Aunque el chino tradicional sigue siendo común en lugares como Hong Kong, Macao o Taiwan, el chino mandarín es el que gana popularidad y se presenta como el idioma de los negocios.
Las recomendaciones son diversas, desde aprender reglas básicas como iniciar la escritura de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, los trazos horizontales se representan primero si se cruzan con otros verticales, y si son sucesivos, habrá que iniciar por la derecha.
En fin, que escribir no “está en chino”, sino en la habilidad para aprender claves y comprender que hay pictogramas para objetos como luna, árbol, trigo; y que para “computadora”, la representación que se encontrará será la suma de los pictogramas cerebro y eléctrico.