El 10 de Octubre de 2012
Hace unos días, el mandatario de Francia, François Hollande, y el presidente electo Enrique Peña Nieto, acordaron que en el caso Florence Cassez, sentenciada a 60 años de prisión, se respetaría lo que resuelva la Suprema Corte mexicana, con “estricto apego a derecho”, y que este tema “no volverá a empañar las relaciones entre ambas naciones”. En este contexto, aquí ofrecemos la reconstrucción del “montaje televisivo”, lo que pudo ser apenas el inicio de un muy polémico proceso legal.
La mañana del 9 de diciembre de 2005, el programa televisivo Primero Noticias transmitió “en vivo”, ante millones de personas, el supuesto rescate por parte de agentes federales de tres personas secuestradas en el rancho Las Chinitas, ubicado en una orilla de la carretera México-Cuernavaca. En marzo de 2012, más de seis años después, el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea calificó esa transmisión de “escenificación ajena a la realidad“, en un proyecto de sentencia de la Suprema Corte que proponía la liberación de la francesa Florence Cassez.
El ministro no se equivocaba en calificar así aquella transmisión, en la que otros también veían, de manera equivalente, un montaje televisivo. En el trabajo del ministro se podía advertir que había una verdad que estaba pugnando por salir y que todo dependía de que surgieran más elementos. Eso motivó esta reconstrucción, que ha pretendido establecer un par de verdades, una de ellas un auténtico hallazgo en el camino.
Este ejercicio periodístico de investigación y reconstrucción está basado en múltiples fuentes: una es el proyecto de resolución del propio ministro Zaldívar sobre el caso Cassez; un amplio análisis que al respecto publicó en la revista Nexos el periodista y escritor Héctor de Mauleón; el testimonio de la periodista Yuli García; las afirmaciones del reportero Pablo Reinah, partícipe en los hechos, y, por supuesto, las conversaciones que antes, durante y después de aquel enlace yo sostuve con los miembros del equipo de Primero Noticias, más mi experiencia directa en el asunto en calidad de coordinador informativo de este noticiario.
Esta reconstrucción enfoca el momento preciso en que el noticiario mencionado transgrede las reglas del periodismo en la cobertura del supuesto operativo “en vivo” de rescate de tres víctimas de secuestro y la detención de Florence Cassez e Israel Vallarta. Dichas reglas son las de no intervenir en los hechos, y mucho menos fabricarlos, y no ocultar, no desinformar y no mentir. En el momento en que se transgredieron estas reglas, se participó, a querer o no, en lo que el ministro de la corte calificó de “escenificación ajena a la realdad”.
Además, durante esta investigación se descubre que el testimonio final de los policías participantes en el operativo “en vivo” no encaja en los hechos reales de aquella mañana.
Actores principales en esta investigación son el conductor Carlos Loret de Mola, la productora Azucena Pimentel, el reportero Pablo Reinah, mismos que en lo sucesivo serán mencionados como “el conductor”, “la productora” y “el reportero”.
La referencia de las horas
Es importante determinar en qué horas se fueron dando los hechos. Según testimonios de los policías participantes, a las 4:00 de la mañana de aquel 9 de diciembre se inició un operativo de vigilancia en las inmediaciones del rancho Las Chinitas, en la carretera México-Cuernavaca.
Uno de esos agentes había informado que Israel Vallarta y Florence Cassez salían del rancho a esa hora. A continuación, se dijo que a las 4:30 horas, kilómetros adelante, Cassez y Vallarta fueron detenidos.
Estas horas referidas corresponden a un segundo testimonio de la policía, que rectifica el primer parte-declaración que se había dado. Los tiempos se ajustaban una hora: la primera vez se hablaba de las 5:00 y las 5:30 de la mañana; la segunda vez se cambiaba a las 4:00 y las 4:30 horas. Los episodios seguían siendo la salida de Vallarta y Cassez del rancho, y luego la detención media hora más tarde.
Sin embargo había una tercera versión que chocaba con las dos anteriores: Florence Cassez y algunos testigos, cosa que menciona el proyecto de resolución del ministro Zaldívar, dicen que eso de la detención no fue esa mañana sino un día anterior, en otro lugar y de muy distinta manera. Así es como comienzan a aparecer en el expediente verdades encontradas o dichos distintos.
El ajuste de una hora respecto de la primera declaración de la policía resultaba más o menos adecuado en cuanto a la marca de las 6:46 horas en que el operativo “en vivo” salía al aire en Primero Noticias. De otro modo no hubiese cuadrado nada. Y ni aun así el desenlace de su acción logró encajar en la realidad, como se verá más adelante, acaso por un gran descuido.
Los tiempos de la televisión
Si resultara que los policías dijeron la verdad, las horas que mencionaron ofrecen una frontera de tiempo inicial para la acción posterior de la televisión. Es decir, las 4:00, 4:30 ya nos están dando una referencia sobre la que después vendría la acción de la televisión.
Es obvio que si apenas entre las 4:00 y las 4:30 de la mañana Vallarta y Cassez salían del rancho y luego eran detenidos, la policía no estaba todavía en posición de invitar a la televisora a una cobertura en vivo. La idea tenía que sopesarse por lo menos un rato, además de que se supone había otra prioridad: dijeron que Israel Vallarta había dicho que debía regresar al rancho para proteger a los secuestrados de otros secuestradores. Según se relata en el proyecto de resolución del ministro, la policía pidió por ello apoyo a las 4:30, mismo que llegaría una hora 45 minutos después, es decir, las 6:15 horas al lugar de la detención. Lo dice también en su reportaje el periodista Héctor de Mauleón.
Mientras, en algún momento después de las 4:30, el reportero informa, según él al conductor de Primero Noticias, que la policía le pondrá algo noticioso para ese programa. Otra versión, y no necesariamente excluyente, dice que Eduardo Arvizu, jefe de información de Noticiarios Televisa, entra como a las 5:00 de la mañana a la oficina del conductor para comentarle el mismo ofrecimiento por parte de la Policía Federal.
El conductor dice que la cobertura va, en presencia de la productora y de Laura Barranco, una periodista muy cercana al conductor, con múltiples funciones importantes dentro de su staff. Todos ellos están entonces enterados. El conductor es el único que en ese momento puede autorizar la cobertura. Nada se hace sin que él lo decida, pues en aquel tiempo disponía de bastante libertad y no necesitaba consultar o pedir autorización a ningún directivo de Televisa para disponer del traslado de una unidad de transmisión satelital para cubrir un asunto policiaco. Por lo demás, no se sabe si esa consulta la hubo.
Desde luego, como en cualquier asunto noticioso prometedor, esa madrugada se ejecutó de inmediato la operación de cobertura. Se envió una unidad de transmisión satelital y al reportero, junto con un equipo de producción para poder transmitir.
Como la finca Las Chinitas, el lugar de la cita, está al lado de la carretera federal a Cuernavaca, las maniobras de llegar, instalarse y transmitir, es decir, tender el cableado, buscar el satélite, levantar la señal, hacer pruebas de video y audio, se llevarían como mínimo una hora. Es una operación que normalmente se lleva ese tiempo, o sea, las 6:00 de la mañana más o menos para estar in situ, si nos basamos en que a las 5:00 se estaba tomando la decisión de ir a la cobertura.
Pero resultó que ya instalados y después de mucho intentar, el equipo enviado reportaba a la cabina, mientras el noticiario ya estaba al aire, que del lugar no salía la señal, y así entonces dieron más de las 6:30 de la mañana. Por lo menos tres cuartos de hora estuvieron los enviados de Primero Noticias frente al portón de la finca batallando para poder transmitir, sin conseguirlo.
Lo que ya no encaja
Según los testimonios de los policías, los mismos que ya habían cambiado su primera versión, los refuerzos solicitados a las 4:30 llegaron hasta las 6:15 al lugar, distante del rancho Las Chinitas, donde supuestamente fueron detenidos Vallarta y Cassez. Es entonces cuando se dirigen al rancho para el rescate de los secuestrados, lugar al que llegan, como ellos mismos relatan, a las 6:30. Dicen que en ese momento Israel Vallarta les abrió la puerta. Es decir, no entran con violencia, ni va detrás de ellos la televisión o la prensa para registrar la operación.
Y este es el asunto que no encaja en la reconstrucción. Se supone que ya estaban los enviados de Televisa desde las 6:00 horas frente al portón y nadie vio llegar a los federales. Tampoco nadie invitó ahí, en ese momento, a reportero alguno a transmitir un operativo que estuviese ocurriendo “en vivo”. Si el testimonio policiaco fuese cierto, lo más seguro hubiera sido que la cámara de Televisa, que ya desde ese momento estaba “tirando” hacia el portón, es decir, enfocándole, habría registrado cualquier escena que hubiese estado enfrente (llegada del operativo, entrada a la casa). Pero no ocurrió así.
Hay que decir que, seguramente por falta de elementos, el ministro Zaldívar no logró percibir esto en su investigación. Es una ficha del rompecabezas que no está en su material a la hora en que reconstruye minuto por minuto.
Y, como se ve, se trata de un fenómeno de invisibilidad que no tiene manera de encajar en la realidad. La versión choca de frente con la del operativo “en vivo”, pues el testimonio policiaco describe cosas que nunca se encontraron con la televisión, como el hecho de que a las 6:30 de la mañana llegaron los policías al rancho e Israel Vallarta les abrió la puerta, para así entrar, comenzar el operativo, e indicarles dónde estaba el cuarto de los secuestrados.
El testimonio describe, además, una realidad completamente distinta a la del operativo “en vivo” que comienza trasmitirse en Primero Noticias a las 6:46 de la mañana. Por si no bastara, al ampliar su declaración, estos agentes sostienen que desde que entraron al rancho hasta que salieron, en compañía de las víctimas ya rescatadas, ninguna televisora había hecho acto de presencia.
Si las cosas hubieran sido como en el relato policiaco, desde las 6:30 se hubiera desatado el operativo esperado y la televisión hubiese podido cuando menos grabarlo, dadas las dificultades que a esa hora tenía para levantar su señal. Los hechos hubieran sido totalmente distintos.
Lo que sí se grabó: indicio del montaje
A esa hora de las 6:30, en la cabina de producción de Primero Noticias se recibía una señal defectuosa en la que se veía de vez en cuando al reportero y a un grupo de policías apostados afuera del portón del rancho Las Chinitas. Sólo se esperaba que la señal fuera estable para poder transmitir el operativo, si es que éste no empezaba ya, por lo que tendría que ser grabado.
Pasaron los minutos y como la señal de televisión nomás no salía del lugar, entonces conductor y productora decidieron que se grabara el enlace, con el objeto de transmitir los hechos un poco después con la leyenda “hace un momento”. Si esto se hubiera hecho de cabo a rabo, la historia del montaje hubiera cambiado fuertemente. Ya no hubiera sido un pretendido hecho en vivo, como se dijo, y probablemente el montaje jamás hubiese sido descubierto.
La reportera Yuli García ha dicho que encontró esa grabación -que finalmente no se lanzó al aire– en unos casetes de Televisa, y es cuando descubre el gran indicio de un montaje televisivo. Ella ha relatado que los agentes de la AFI estaban formados en la puerta del rancho, esperando la indicación para entrar. También mencionó que una voz de la producción que venía de la cabina le decía al reportero: “Todavía no Pablo, vamos a ir primero con una nota de deportes y luego vamos contigo”.
De Mauleón rescata un fragmento de lo que le dijo Yuli García en una conversación: “Pablo le dijo a los policías: ‘No se muevan, vamos a meter una nota de deportes y luego seguimos nosotros’. Se oyó la voz de un mando que les dijo a los policías, ‘regresen, hagan fila, y yo les digo cuando avancen’”.
Lo que ese día vieron algunos, no todos, en la cabina de producción, fue que cuando se empezó a grabar el enlace se abrió el portón, la policía comenzó a entrar a la finca y la narración del reportero se inició. Las imágenes llegaban nítidas a la cabina y a una pantalla que el conductor podía ver en el set del noticiario.
Algunos oyeron decir al conductor: “eso está bueno, está chingón, ¿será que se puedan regresar?”. Y entonces la producción se encarga de que todos, los policías y el reportero diciendo “sí, nada más me das quiu”, volvieran a apostarse en sus posiciones originales, a la espera del conteo decisivo para ir ahora sí “en vivo”.
Sólo unos cuantos en cabina pudieron haber percibido estos hechos, porque estando el programa al aíre una buena parte de los elementos de la producción estaba en su trabajo de llevar la transmisión. Por otro lado, para hacer los enlaces había un cuarto contiguo a la cabina, separado por un cristal, donde una asistente de enlaces y algunos elementos más se hacían cargo de esa operación.
El montaje
Entonces, minutos después, vino lo que prácticamente vieron todos en la cabina de producción: que el reportero estaba de nuevo a la espera, que los policías están agazapados por afuera del portón de la finca, atentos a que el conteo regresivo de la producción del noticiario les indique entrar al lugar y dar comienzo ya en ese instante al operativo policiaco “en vivo”. Con ese mismo conteo se pondrían ya en movimiento, además, todo el engranaje del programa: el director de cámaras, el asistente de enlaces, el mismo conductor, el reportero, etcétera. El operativo estaba al aire. Eran las 6:46.
El noticiario no se interrumpió abruptamente para dar paso al control remoto. Simplemente terminó la sección deportiva y el conductor mandó al enlace con el reportero que decía tener “algo de último minuto”. En la pantalla ya se podía leer un rótulo que decía “en vivo” y otro que anunciaba que “la AFI rescata a tres secuestrados”. Para entonces la entrada al rancho ha ocurrido ya dos veces, con un intervalo de pocos minutos.
Y es éste el hecho más irrefutable de intervención y alteración de los hechos por parte del programa. Con un quiú se inició un falso operativo “en vivo”. Y este es el foco de este recuento.
Cuando uno ve, un minuto o segundos antes de ir al aire, el alineamiento de un cuerpo policiaco con el quiú del noticiario, para ejecutar un operativo policiaco, ahí es cuando uno se dice: “No, no, no, ahí se está traspasando una raya, se está cruzando una frontera en la que se está actuando en los hechos, participando en los hechos, en vez de atestiguarlos”.
El resto actuado
Lo que siguió lo vieron millones de personas. Simultáneamente la policía avanza adentro de la finca y el reportero reporta. Penetran hasta la pequeña construcción del costado derecho donde un funcionario de la AFI, Luis Cárdenas Palomino, desde adentro les abre la puerta. El reportero decía: “Un duro golpe contra la industria del secuestro se está dando en estos momentos, y es que la Agencia Federal de Investigación trabajó durante semanas y ésta madrugada lo que está haciendo es liberar a tres personas. Ellos están, como tú ves, ingresando a lo que es un rancho, nosotros estamos también aquí conociendo los datos, prácticamente en vivo”.
A las 6:48 Israel Vallarta es “sometido” al piso, manos atrás, como si eso ocurriera en ese instante. Se ven armas, se ven fotos, se ven pasamontañas, credenciales de elector, etcétera. El reportero insiste en que es en vivo esa entrada, y a las 6:49 da con la mujer que se tapa el rostro, que es de origen francés, esposa del “secuestrador” y “y quien ayudó a planear el secuestro”.
Durante el desarrollo de esta acción Laura Barranco, colaboradora cercana a Loret dentro del staff, manifiesta al conductor varios desacuerdos en la cobertura: uno, con que se tache a Florence Cassez de delincuente sin juicio de por medio; otro, con los golpes que evidentemente recibe el aire Israel Vallarta; otro más, con los reiterados agradecimientos de las víctimas a la AFI, que dice que para ella son francamente sospechosos.
En eso, 6;49, se incorpora TV Azteca a transmitir por su cuenta y entonces ya ambas televisoras hacen esencialmente lo mismo en las siguientes dos horas, lo cual sólo reflejaba una motivación que era a veces burda, otras veces con calidad: esa motivación era una tremenda competencia que tenían cada mañana por el rating mediante el amarillismo o la nota roja.