Pérdida de hábitat, la mayor amenaza para las aves en países amazónicos
Ciudad de México, 18 de Enero (AMPRYT/CÍRCULO DIGITAL).-La pérdida de hábitat es aún la mayor amenaza para las especies de aves en los países Amazónicos, alertó Bernardo Ortiz-von Halle, quien destacó que el comercio de estos animales es subestimada.
El autor de “A vista de pájaro: lecciones de 50 años de regulación y conservación del comercio de aves en los países amazónicos”, consideró que para asegurar un futuro para las aves en la región cada vez más amenazadas, se requieren estrategias integrales que busquen detener o revertir la destrucción del hábitat.
Además, agregó, incentivos económicos para la generación de ingresos locales a través del turismo y uso sostenible de los recursos naturales.
El nuevo estudio sobre el comercio de aves en América Latina abarca desde finales de la década de 1960 a 2016, y fue publicado en Reino Unido por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
Ortiz-von Halle brinda una descripción general del comercio de aves en Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, y realiza un análisis de la regulación del comercio de aves y sus resultados como herramienta de conservación de especies y hábitats.
En general, el estudio encontró que el comercio ilegal internacional de aves sudamericanas disminuyó a su nivel más bajo, debido principalmente a que las especies más buscadas por los coleccionistas existen en la mayoría de los países consumidores.
La reducción sustancial en la mayoría de los mercados urbanos de Sudamérica, que antes eran grandes centros del comercio de aves, es un logro importante de conservación en las últimas décadas, con millones de aves salvadas, una situación que los mercados de aves en varias ciudades del sudeste asiático están actualmente lejos de lograr.
Señaló que Sudáfrica fue el principal exportador mundial de loros sudamericanos entre 2000 y 2013, después de que los países de la Amazonía “abandonaran la posibilidad de producir y exportar su vida silvestre de forma legal y competitiva”.
Pero, dijo, la comercialización de aves y sus productos desde la región data de muchos años: desde mediados del siglo XIX se exportaron muchas toneladas de plumas y pieles de aves, sobretodo colibríes y tangaras, para el mercado de la moda. Esta demanda implicó la caza de millones de aves a lo largo de varias décadas.
En 1967, Brasil se convirtió en el primer país sudamericano en prohibir el comercio de animales silvestres, y estableció la cría en cautiverio como alternativa económica de bajo impacto sobre la conservación de las especies cazadas. Se da así inicio al comercio ilegal de vida silvestre en la región.
Durante las décadas posteriores, miles de aves fueron capturadas en todos los países para abastecer el comercio internacional, muchas de ellas a través de canales legales en países en los que aún no se prohibía su exportación (Argentina, Bolivia y Paraguay).
En los años de 1980, hasta 10 mil guacamayos jacintos fueron exportados; muchos terminaron en instalaciones de cría en cautiverio en otros países, donde los costos de producción eran menores que en Brasil.
Como resultado, las poblaciones silvestres de la especie fueron diezmadas, aunque en algunos sitios de Brasil se está recuperando gracias a acciones sostenidas de conservación.
Mientras los países de distribución de la especie luchan para evitar su extinción, desde Filipinas se exporta legalmente la mayor cantidad de especímenes de esta especie en el mundo.
Perú también se está promoviendo activamente como destino de observación de aves, pero junto con Guyana y Surinam, el país también permite la exportación de 101 especies de aves capturadas en vida silvestre, todas especies relativamente comunes.
Entre 2000 y 2013, Perú exportó comercialmente 37 mil 233 aves incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), lo cual representa una quinta parte de dichas especies exportadas de los países Amazónicos, la mayoría de loros aratingas codilleranas y calancates cara rojas.
Entre 2000 y 2016, Guyana exportó 145 mil aves pertenecientes a 24 especies incluidas en el Apéndice II de CITES, la más exportada fue la Amazona de alas naranjas.
Perú, tanto como receptor y fuente de especies de aves silvestres, es el mayor desafío regional, aunque Brasil sigue teniendo un grave problema con el comercio interno de aves canoras, a pesar de los esfuerzos que hacen las autoridades para aplicar la ley.