Sí a las granjas porcinas, demuestra consulta popular; la industria genera empleos y bienestar en Yucatán
Gana la razón ante la cerrazón e intereses “oscuros” y comerciales contra la industria porcina; a pesar también de ambientalistas que indignaron a la gente por querer manipular e inducir a votar contra la “carne porcina” en consulta popular. Los habitantes de comunidades yucatecas manifestaron los beneficios que trae la industria porcina, tanto para sus familias como para la comunidad; mismos que quedaron demostrados en la consulta popular que se llevó a cabo en las comunidades de Kinchil donde 576 votos avalaron la permanencia de las granjas porcinas, y dieron un sí contundente contra 423 que a sabiendas de lo que contribuyen a su bienestar, se dejaron llevar para rechazar el desarrollo y la economía que trae consigo la producción porcina.
En San Fernando, Maxcanú, hubo decisión dividía con 58 a favor y 59 en contra, así como Celestún con 983 en contra y sólo siete a favor, con el “ingrediente adicional” de que en estas dos comunidades no existe granja alguna como en Kinchil, y que pese a ello, hubo votos a favor, interesándose en los beneficios, como el más claro, el empleo.
La carne de cerdo producida en Yucatán, y en sí en la península yucateca guarda un importante lugar a nivel mundial; por su gran calidad, seguridad e inocuidad del producto que ha ganado terreno y preferencia en lugares como España, China y Japón; donde las exigencias y normas sanitarias son altamente exigentes.
De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de Sagarpa (SIAP) Yucatán cuenta con la producción de carne de cerdo más importante en la península y es una de las cinco primeras potencias cárnicas a nivel nacional, con promedios sostenidos de más de 170 mil a 200 mil toneladas de producción anual.
Esta importante producción ha demando métodos que permitan asegurar un equilibrio medioambiental que garantice la calidad del producto final; y ahora, con un panorama de crisis económica, derivada de la pandemia por Coronavirus, que también asegure el desarrollo social.
En sitios donde operan las llamadas granjas porcícolas se ha generado una nueva dinámica social para los habitantes. Es importante señalar que estos procesos demandan grandes espacios, únicos posibles en zonas rurales.
En estas comunidades donde regularmente la población se ve obligada a migrar en busca de empleo y mejores oportunidades para sí y los suyos, el arribo de las granjas traen una serie de beneficios directos e indirectos para los habitantes, como el hecho de que la mano de obra, se nutre de la misma, reduciendo la expulsión.
Esta característica quedó patente el pasado 25 de julio, en la comunidad de Kinchil; en donde la decisión de los habitantes en favor de que esta industria permanezca en la zona fue clara; 576 dieron el aval, mientras que 423 rechazaron la permanencia. Al final la empresa permanecerá en la región.
El resultado es considerable, si tomamos en cuenta otras consultas ciudadanas que se han llevado a cabo en lugares como San Fernando y Celestún; donde estas granjas no existen, y que los pobladores únicamente tienen de referencia los argumentos negativos de la narrativa de organizaciones indigenistas, bajo la supuesta idea de que estas granjas son perjudiciales.
Sin embargo, con todo y la información parcial con la que son bombardeados los habitantes cuyas comunidades son “candidatas” a la instalación de estas empresas; cada vez llega con mayor claridad los beneficios que superan por mucho, los presuntos daños que ocasionan; muchos de ellos sin estar probados.
Por ejemplo, en San Fernando, comunidad de Maxcanú, la última consulta arrojó 59 votos en contra y 58 a favor; punto en el que, pese a la campaña de desprestigio a las empresas; la serie de beneficios, empezando con la generación de empleos en la demarcación cercana, estableció esta diferencia de a penas un voto.
En Celestún el voto en contra fue mayoritario con 983, y a penas 7 votos en favor de la llegada de este giro industrial, que como hemos indicado, es inexistente en ese municipio. Lo destacable es que mientras antes el ataque de desprestigio era contundente contra el arribo de estas naves; ahora comienza a verse rebatido con los mayores beneficios que genera, esto, reflejado en esos siete votantes a favor de que en este municipio costero se generen empleos.
Un grupo específico que opera por la desacreditación de las granjas es Indignación A.C.; que ya exige que se desconozcan los resultados de Kinchil, y pide en San Fernando a los 58 votantes, y en Celestún a los siete interesados “reflexionar” en sus argumentos anti granjas; sin embargo cada vez son más las personas que palpan un beneficio y comprueban falsedad en la presunta “contaminación”.