¡Si la abuelita de Ricardo tuviera ruedas…!
Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
Si gana Anaya, con quién va a formar gobierno de coalición
Por México al Frente está integrada por restos nada confiables
Si llegase a ganar el neo panista Ricardo Anaya (ni siquiera tiene el apoyo de aquellos heroicos Bárbaros del Norte) las elecciones presidenciales en puerta (domingo 1 de julio), qué coalición encabezaría, pues él mismo se encargó de pulverizar a su partido de traición en traición [muchos panistas se fueron con Margarita Zavala de Calderón a la candidatura independiente (Margarita anunció este miércoles que renunciaba a la candidatura. En verdad, la ex panista no tenía ninguna posibilidad ni siquiera de acercarse al último lugar en la contienda y menos contribuir a reforzar la candidatura de su ex correligionario frentista]; el partido de la revolución democrática se va desintegrando aceleradamente y sólo va quedando como negocio de Los Chuchos, y el Movimiento Ciudadano no pasa de ser un tendajón muy productivo económicamente del ex gobernador veracruzano, del PRI, Dante Delgado Ranauro, que de izquierda tiene lo que Meade tiene de priista, quien se camufla con la chamarra roja, que no tiene nada qué ver con aquellos históricos camisas rojas tabasqueños. En esas condiciones, el nombre de coalición es sólo un membrete.
Una coalición formada por deshechos partidistas, por lo que quedó del PAN, del PRD y un partidito que ha navegado entre las aguas que al franquiciatario le convienen. Caso hay pues una estructura capaz de hacer gobierno, empezando con el cuadro mayor. Anaya es un inexperto en esto de administrar gobierno. Sabe administrar negocios que luego aparecen turbios. De patriotismo no sabe un carajo. Toda su vida ha mantenido una residencia en Estados Unidos para que viva su familia y sus hijos aprendan a ser gringuitos. Gasta mucho dinero. Dice que gana 400 mil pesos junto con su mujer, pero el tren de vida que lleva no le autoriza condolerse de las profundas desigualdades que, dice él, le duelen. Qué mentiroso.
Ha dejado muchas y muy importantes enemistades en el PAN, que tarde o temprano se la van a cobrar y no me extrañaría que lo dejaran sólo en lo que resta de la campaña electoral. Por lo pronto, el vendedor de naves industriales ya pedía esquina, planeando proponerle a Margarita una coalición de dos, pero esta opción se le cebó al joven-viejo queretano.
Y los otros negocios que integran lo que se denomina Por México al Frente, o algo así, pues también están para llorar. La ex presidenta del PRD y ex gobernadora de Zacatecas, Amalia García Medina, acaba de anunciar su renuncia a la secretaría del trabajo y fomento al empleo en el gobierno de José Ramón Amieva, el perredista que le cuida las espaldas a Miguel Ángel Mancera al frente de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Y miren que hizo la querida Amalia: Inmediatamente se reunió, la noche del 15 de mayo, con la morenista Claudia Sheinbaum, la candidata puntera para gobernar la capital del país, y su vocero, César Cravioto. No dijo públicamente que se integraría a Morena, pero es obvio que, siendo congruente políticamente como siempre lo ha sido, Amalia anuncie su renuncia a lo que queda del PRD y se vaya a las filas del movimiento de regeneración nacional.
García Medina fue senadora y diputada federal; gobernadora de Zacatecas de 2004 a 2010; presidenta del Consejo Parlamentario Regional de las Migraciones-Centroamérica, México y el Caribe de 2013 a 2015; presidenta nacional del Sol Azteca, de 1999 a 2002, así como secretaria de Difusión y Propaganda del CEN del PRD.
Muchos líderes, verdaderos líderes, no transas ni negociantes de la politiquería, han renunciado a su militancia en el PRD, un remedo del PRD que llegó a ser una esperanza de un cambio verdadero, pero que fue invadido por filibusteros, aventureros, negociantes, transas, negociantes, que acabaron con el sentido democrático y revolucionario de lo que entonces era un partido político, que ofrendó muchas vidas en aras de la democracia.
Entre las más recientes rectificaciones está la de Francisco Martínez Neri, quien era el coordinador del grupo parlamentario perredista en la cámara de diputados. Martínez Neri se sumó inmediatamente a las filas de Morena. A pesar de que, en agosto de 2017, negó que dejaría su militancia en el PRD, Martínez Neri renunció al partido, así como a la coordinación de los diputados en San Lázaro.
Dolores Padierna, la controvertida perredista, también renunció al PRD y a la coordinación de lo que quedaba de perredistas en el Senado. “Sabedor de que cumplí durante el tiempo con las labores que me fueron encomendadas, estoy seguro de que he concluido un ciclo de trabajo partidista, por lo que solicité licencia para separarme del cargo de legislador”, abundó en un comunicado que también envió al Congreso: Miguel Barbosa, quien fue líder de los senadores perredistas antes que Padierna, también dejó partido y la coordinación de senadores y ahora es candidato de Morena a la gubernatura de Puebla, su estado natal. El secretario del PRD en CDMX, Enrique Vargas Anaya, renunció también al PRD para unirse a Morena. Y los que faltan…