Socorro Romero Sánchez inspiración de las mujeres mexicanas
La Señorita Socorro Romero Sánchez llegó a Tehuacán con expectativas de mejorar sus oportunidades de desarrollo económico. Quizá, alcanzó a visualizarse como la exitosa mujer, adelantada a su tiempo. Aunque dejó de respirar en diciembre de 2009, sigue viva en sus acciones altruistas, en el recuerdo y cariño de su familia, la gente que trabajó con ella y de los poblanos en general.
Muchas personas tehuacaneras tienen al menos un recuerdo afable de la señorita. Una mujer sencilla que todos los días acudía a sus granjas, empresa, lo mismo la veían comprando en el mercado, asistiendo a misa, en fin. Totalmente involucrada con su comunidad, de pocas y certeras palabras cuando hacía presentaciones en público para recibir reconocimientos.
Trabajo, visión, emprendimiento, altruismo, son parte de las cualidades de Socorrito. Llegó a Tehuacán, desde su natal Oaxaca, entre las décadas de 1940 y 1950. Empezó su negocio con solo mil gallinas ponedoras, la edad de 35 años. Por la época, el prototipo de la mujer mexicana de más de 30 era tener marido, hijos y ser ama de casa. Esta inteligente mujer escogió a Tehuacán porque sus propicias condiciones climáticas eran ideales para que las gallinas crecieran y dieran un producto de calidad. Socorrito llegó con su emprendimiento en mente.
Los recuerdos de los locales más longevos evocan a la empresaria vendiendo sus productos en el mercado municipal. Ahí comenzaba la historia de éxito. Pero pronto la mente visionaria de esta mujer expandió su negocio y se convirtió en la primera persona en invertir en la industria porcina, satisfaciendo una necesidad de los habitantes tehuacaneros.
Sin duda esta mujer consagró su vida al trabajo, el compartir con los demás y tuvo la gran satisfacción de hacer de Tehuacán un mejor lugar del que encontró a su llegada. A caso en agradecimiento por todo lo que este bello lugar le regaló a la Señorita Socorrito.
Una mujer excepcional, un caso singular entre las mujeres de su época. Que sin duda es un emblema del éxito femenino en décadas en las que la mayoría de las mujeres apenas volteaban los ojos al trabajo y al emprendimiento propio. Hoy día, las mujeres exitosas son cosa de todos los días. Las mujeres de hoy siguen aprendiendo de la historia de Socorrito. Su vivo ejemplo sigue inspirando a miles de mujeres mexicanas.