Transfusiones de sangre seguras gracias a la innovación y buenas prácticas en el manejo de la sangre
Las transfusiones de sangre son un elemento imprescindible de la atención de salud moderna. Aplicadas correctamente, pueden salvar vidas y mejorar la salud. Pero al igual que sucede con cualquier intervención terapéutica, pueden ocasionar complicaciones agudas o posteriores que suponen un riesgo de transmisión de agentes infecciosos.
Cada año en el mundo se recogen 112,5 millones de unidades de sangre que son utilizadas principalmente en casos de cirugía cardiovascular, cirugía de trasplantes, traumatismos masivos, entre otros.
En la reunión anual de la Advancing Transfusion and Cellular Therapies Worldwide (AABB), la Cruz Roja de Estados Unidos, se presentaron resultados de un estudio que detectaba el crecimiento bacteriano en glóbulos rojos cuando la sangre se encuentra a temperatura ambiente. De los estudios en seis bacterias, los resultados indicaron que dicha exposición propició el crecimiento de algunas de ellas durante el almacenamiento posterior.
De acuerdo con Franco Vargas, director general en TPT Suppliers de México, las unidades de sangre expuestas a altas temperaturas presentan un desarrollo importante de bacterias que provocan diversas infecciones que pueden manifestarse en forma de neumonía, cistitis o pielonefritis, entre otras, y pueden progresar hasta la generación de abscesos pulmonares, empiema, bacteriemia y sepsis.
De ahí la importancia de conservarla en óptimas condiciones desde que se extrae hasta que llega a su lugar de destino, por lo que debe existir un cuidado profesionalizado en la transportación de la sangre y los componentes sanguíneos, sobre todo para mantener las condiciones de temperatura que aseguren transfusiones eficaces.
La cadena de frío es un proceso sistemático para la conservación y el transporte seguro de la sangre y los componentes sanguíneos, que tiene que ver con su almacenamiento, conservación, manejo y distribución para asegurar que estos se conserven dentro de los rangos de temperatura establecidos para que no pierdan su calidad. Es fundamental mantenerlos fríos para reducir la contaminación bacteriana y prolongar su vida útil.
“Sólo puede lograrse una cadena de frío de la sangre eficiente cuando se emplean equipos técnicamente adecuados, asequibles y accesibles en todos los ámbitos del sistema de atención de salud, para la conservación de la sangre y de los componentes sanguíneos”, enfatiza Vargas.
Cumplir con las buenas prácticas en la cadena de frío permite enfrentar los retos de los bancos de sangre, hospitales y proveedores de servicios de transfusión.
El proceso de transporte se ha visto optimizado gracias a la innovación en sistemas de embalaje y monitoreo a través de sensores químicos y electrónicos, que son de gran soporte en las operaciones diarias de los bancos de sangre y hospitales.
En el marco del XVII Congreso de la Asociación Mexicana de Medicina transfusional, A.C. que se llevó a cabo en Monterrey, Nuevo León hace algunos días, Franco Vargas comentó que “eventos como éste, ayuda a dar a conocer a los asistentes la existencia de soluciones de alta tecnología, que son fundamentales para preservar la salud del paciente.”
El volumen de captación anual de sangre para donaciones, asciende a 711, 429 unidades, según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Sin embargo se debe contar con cantidades adicionales para cubrir contingencias, a sugerencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo con la NOM-253-SSA1-2012 de la Secretaría de Salud los bancos de sangre o los servicios de transfusión deben ser responsables del embalaje, conservación y transporte de las unidades sanguíneas.
En línea con estas disposiciones, existen innovaciones tecnológicas que ayudan a que la sangre llegue a los pacientes en óptimas condiciones:
· Sistemas de embalaje: cuentan con geles refrigerantes sólidos calificados y validados para mantener de manera estricta el control de temperatura entre 2º C y 8º C por hasta cuatro días.
· Sistemas de monitoreo electrónico: se utilizan para vigilar que refrigeradores, supercongeladores, instalaciones, embalajes y transporte conserven la temperatura requerida durante el proceso de traslado.
· Sensores EDGE: ayudan a registrar datos de temperatura, actualmente son usados por la industria farmacéutica, bancos de sangre y hospitales.
· Indicadores químicos adheribles a las bolsas de sangre: existen indicadores químicos como el SAFE T VUE 10, el cual se encarga de monitorear la temperatura central de las bolsas de sangre, cambiando irreversiblemente a color rojo una vez que la sangre ha excedido los 10ºC, ya sea en su almacenamiento o transporte. Esta clase de dispositivos son de gran precisión.