Cambio, ¿hacia dónde?

Cambio, ¿hacia dónde?

Tras la puerta del poder

Roberto Vizcaíno

El próximo lunes los mexicanos seremos invitados especiales a la ceremonia del fin del régimen priísta, y el inicio de una incierta transformación sistémica que no pocos perciben como una involución al régimen autoritario de los años 50-60 del siglo anterior.

El lunes, en Palacio Nacional, se realizará un encuentro inédito entre los presidentes Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador y sus respectivos gabinetes. Todos frente a frente. En la más absoluta de las demostraciones de civilidad política y de respeto republicano.

Ahí comenzará formalmente el proceso de transición de un gobierno a otro.

El encuentro fue pensado y diseñado para la historia. Para que en el futuro los libros y videos que se encargan de documentar estos hechos muestren a propios y extraños cómo fue el tránsito del largo régimen priísta al de la democratización real de México.

Lo cierto es que la transición comenzó desde el momento en que los candidatos presidenciales perdedores, la misma noche del 1 de julio, reconocieron su derrota y felicitaron al ganador, y de que la autoridad del INE saliera a ratificar ese triunfo que luego fue avalado en una transmisión nacional por el presidente Enrique Peña Nieto.

Ahí se selló la transición.

Lo demás son testimonios para la historia.

No sé si como una consecuencia normal de saber que su tiempo se acabó y que viene otro en el cual no tiene la menos posibilidad de influir en su destino y acciones, la actuación del presidente Enrique Peña Nieto ha sido de una clara colaboración con las peticiones y deseos de AMLO.

A todo lo ha dicho que sí, todo le ha concedido. ¿Por qué habría de oponerse? ¿Qué caso tendría no colaborar?

Tan tersa ha sido su actitud que pareciera sumisión. Yo creo que no lo es. Es simple y llanamente la aceptación de una realidad. El ya se va y el otro apenas llega. El ya hizo lo que todos sabemos, y el que llega es apenas una gran interrogante.

La decisión de Peña Nieto de abrirse a las peticiones, exigencias, deseos del nuevo presidente es igual para sus colaboradores.

Pronto entraron en contacto y en acuerdos para la transición los secretarios de Hacienda, José Antonio González Anaya y Carlos Urzúa y los de Gobernación, Alfonso Navarrete y doña Olga Sánchez Cordero así como los de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray y Marcelo Ebrard.  

Prácticamente el primero en integrarse a una negociación como parte del Gobierno Mexicano fue el enviado de López Obrador, el economistaJesús Seade, quien desde casi el triunfo de su jefe viaja y se sienta a la mesa del TLC al lado de Ildefonso Guajardo, quien ya tiene meses en ese proceso.

En estos últimos 47 días de una transición inédita ha creado la percepción de que el presidente Enrique Peña Nieto ya no gobierna y de queLópez Obrador ya lo desplazó del poder.

Y es que, en cada uno de estos 47 días anteriores, el tabasqueño ha ocupado los principales espacios en los medios con sus encuentros con empresarios, ingenieros y otros sectores; con sus nombramientos y anuncios de proyectos y programas en curso. Al encabezar los foros de seguridad.

Como el mago de la chistera nos ha ido construyendo día a día el perfil de lo que será su régimen.

Diario aporta un elemento más al rompecabezas de lo que será su gobierno.

Que si sacará a las secretarías a los estados, que si eliminará a los delegados federales y en lo adelante sólo será uno en cada entidad, que si va a desaparecer todas las áreas de comunicación social y todo se concentrará en una coordinación bajo su mando en Presidencia, que si cambiará todo el entramado gubernamental de ayuda a pobres para echar a andar otro más eficiente, que si ahora garantizará la autosuficiencia alimentaria, que si construirá un tren que vinculará a los principales centros arqueológicos y turísticos con las principales ciudades y poblaciones de Quintana Roo, Chiapas, Campeche y Yucatán, que si rehabilitará 6 refinerías y construirá otra para recuperar la capacidad energética del Estado Mexicano, que si con el ochentero Manuel Bartlett a la cabeza va a modernizar y rescatar a la CFE…   

Así uno a uno sus días desde su triunfo han ido ratificando y consolidando la esperanza que 30 millones de mexicanos pusieron en él.

Debajo de él está el soporte de una mayoría absoluta en el Senado y en la Cámara de Diputados donde sus alfiles, Ricardo Monreal y Cristóbal Arias en la cámara alta, y muy probablemente Mario Delgado en San Lázaro, serán los encargados de que se aprueben sus iniciativas y reformas, o contrarreformas.

Y como colofón a su gran poder, cuenta con mayorías absolutas de Morena el 19 congresos estatales, que seguro van a ratificar cualquier cambio constitucional o modificación a las reformas aprobadas en la administración de Peña Nieto.

Con ello Andrés Manuel López Obrador cerrará el círculo de lo que él concibe como la Cuarta Transformación de México.

Hoy pues, será el encuentro de los poderes saliente y entrante para la foto y el video para la historia. Hoy se inicia formalmente lo que ya está adelantadísimo en los hechos.

ELBA SE METE AL ESCENARIO

Hoy también, como lo había adelantado desde la madrugada de su liberación, la Profesora Elba Esther Gordillo convocará a una conferencia de prensa.

La promesa es que, luego de tomarse unos días desde que el miércoles 8 de este agosto la dejaran en libertad, en esa conferencia hablaría de todo: las causas de su detención y de sus planes de recuperar el control del SNTE.

Sin dudas sus revelaciones le quitarán espacios mediáticos a las informaciones que surjan del encuentro de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador y sus gabinetes.

Ya veremos.

EL AEROPUERTO EN VILO

En la agenda de sus revelaciones diarias, Andrés Manuel López Obrador tiene reservado este viernes para informar de la decisión de su equipo sobre el destino que debiera darse a la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

Sólo habría que recordar que el presidente electo, desde su campaña, afirmó que esa era una obra faraónica que no la iba a pagar su gobierno.

Su equipo entonces decretó que debía cancelarse y sustituirse con la construcción de dos pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucía que operaría en forma alterna con el ya viejísimo aeropuerto de la Ciudad de México, construido en el gobierno de Miguel Alemán en los años 50 del siglo anterior.

Como sea, el dictamen que se dé a conocer hoy será entregado al Colegio de Ingenieros cuyos especialistas emitirán otro para que después se vaya a una consulta popular que sea la que determine el futuro de la obra ya en curso.

No pocos pensamos que todo es una engañifa tortuosa del presidente electo para darle salida a su decisión de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto.

Una alternativa podría ser su concesión a inversionistas privados.

Lo seguro es que su gobierno no pondrá un solo peso más a esa obra.

Hoy conoceremos un nuevo episodio de esta trama.  

 

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