La indiferencia emocional de los padres pulveriza la autoestima de los niños
“Se presenta cuando uno de los papás (o los dos) no saben vincularse afectivamente con ellos; son fríos e indiferentes. Se trata de una forma de maltrato y abuso porque lo que más necesitan los niños de sus padres es precisamente el cariño, la aceptación y el apoyo constante. Esta conducta se manifiesta por la ausencia de caricias y palabras afectuosas. Rara vez juegan con ellos, la comunicación es nula y se muestran indiferentes por cualquier estado de ánimo que manifiesten los niños; ignoran consciente o inconsciente la mayoría de sus preocupaciones e intereses”, explicó la Dra. Claudia Sotelo Arias, director del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
La personalidad de estos padres es altamente narcisista y aunque no hay datos precisos, la especialista estimó, que cada vez se presentan más niños en consulta cuyos padres muestran tales características “Son altamente autoritarios y perfeccionistas con los menores. Los resultados son niños infravalorados y con poca autoestima. Al carecer de afecto, principalmente cuando es materno, su conducta social se torna huidiza. A la postre manifiestan una incapacidad para expresar sus sentimientos y probablemente tiendan a replicar la carencias afectivas en todas sus relaciones, tanto en la adolescencia, como en su vida adulta”, dijo.
Claudia Sotelo Arias explicó que estos niños y sus familiares acuden a terapia psicológica una vez que logran concientizar que sus pequeños padecen diversos trastornos emocionales, aunque en el inicio no logran percibir que la causa es la poca vinculación afectiva que tienen con ellos. Al respecto, CEEPI da a conocer algunas manifestaciones de niños cuyos padres son indiferentes:
Piensan que no son dignos de ser queridos porque nunca fueron valorados por sus padres.
Buscan la aceptación de sus padres y amistades a como dé lugar, y por ende, pueden ponerse en situaciones de riesgo.
Son niños solitarios, tímidos y muy depresivos.
Presentan tendencias autodestructivas.
En adolescentes pueden tener adicciones e intentos de suicidio.
Las niñas padecen con frecuencia bulimia y anorexia; también son víctimas del cutting.
No saben cómo manejar las situaciones de estrés y la tensión.
Tienen mucho miedo a fracasar, de hecho no intentan.
Conductas de los padres indiferentes:
Ausencia de afecto físico y emocional.
No se vinculan con los niños.
Nunca juegan con ellos.
Son exigentes e intolerantes: regañan a los niños cuando muestran emociones inherentes a la infancia (alegría, tristeza, enojo).
Rara vez los apoyan en tareas escolares y no ponen atención a las necesidades de sus hijos.
No saben quiénes son hijos: ignoran sus gustos e intereses y aptitudes.
“En estos casos es indispensable que alguno de los padres, los abuelos o los maestros de los niños puedan detectar el problema. Los niños están padeciendo ciertamente abuso por parte de sus padres y es indispensable tener una intervención familiar. La idea es concientizar a los padres de sus carencias y comenzar a ejercer medidas que lleven a revalorar afectivamente a los menores”, concluyo Sotelo Arias.