Nelson Vargas clama justicia a AMLO

Nelson Vargas clama justicia a AMLO

Ciudad de México, 10 de septiembre (CIRCULO DIGITAL).- Acompañado de dos guardaespaldas, once años después del secuestro y asesinato de su hija Silvia Vargas Escalera--entonces de 18 años-- y por la falta de impartición de justicia, el empresario Nelson Vargas Basáñez, ex presidente de la Conade, pidió la intervención de "mi amigo, el licenciado –Andrés Manuel-- López Obrador” (AMLO), presidente electo de México, para que los culpables reciban castigo, se aplique la justicia como “debe ser" y "mi alma descanse" de este viacrucis.

+Tras el secuestro y asesinato de su hija Silvia

+Ni el entones presidente, Felipe Caderón, ni el actual, Enrique Peña, atendieron su llamado

+Sólo uno de los 11 plagiarios ha sido sentenciado

+Reconoció que anhela que “mi alma descanse” de tanto viacrucis

Ciudad de México, 10 de septiembre (CIRCULO DIGITAL).- Acompañado de dos guardaespaldas, once años después del secuestro y asesinato de su hija Silvia Vargas Escalera–entonces de 18 años– y por la falta de impartición de justicia, el empresario Nelson Vargas Basáñez, ex presidente de la Conade, pidió la intervención de “mi amigo, el licenciado –Andrés Manuel– López Obrador” (AMLO), presidente electo de México, para que los culpables reciban castigo, se aplique la justicia como “debe ser” y “mi alma descanse” de este viacrucis.

Vargas, ex titular de la Comisión Nacional del Deporte, hizo un llamado a AMLO, para que cuando rinda protesta, el próximo 1 de diciembre, “hagan efecto” sus promesas de campaña y se aplique la justicia “como debe ser”.

Ya que, reconoció lacónico, en dos sexenios –Felipe Calderón y los que va del actual, con Enrique Peña Nieto, que está por terminar– “no hubo”. También tiene amistad con otros dos ex mandatarios: Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Rechazó que busque un acercamiento avieso con AMLO. Porque, aclaró, no es “activista”. Sólo busca, dijo, “justicia expedita”, apegado a derecho.

De los 11 integrantes de la banda Los Rojos que operaban desde 2000 y que realizaron el plagio y posterior crimen de su hija, siete están presos sin sentencia condenatoria. Sólo uno recibió pena. Y tres están libres: dos hombres y una mujer.

Según la causa penal, faltan dos órdenes de aprehensión por cumplimentar en contra de Francisco “N” y César “N”. El primero es señalado por la Procuraduría General de la República (PGR) como la persona que habría rentado la casa donde estuvo secuestrada Silvia Vargas. Mientras que César “N”, está identificado como segundo al mando de la organización de Los Rojos.

Ese grupo delictivo, enfatizó Vargas, “se sigue burlando. Queremos justicia, ni más ni menos. No podemos vivir con incertidumbre”.

“Me queda claro”, censuró, “que la autoridad trabaja con documentos y nunca se han preocupado por los familiares de las víctimas. Son 11 años de sufrimiento, no puedo creer que el 80 por ciento de los casos que manda la PGR sean rechazados por los jueces”. Van a parar al archivo muerto.

Mirar su rostro contrito, bañado de impotencia y su cuerpo cruzado con la fecha del dolor, rompe el corazón de una piedra.

Está cansado de enjugar lágrimas con el paño de la esperanza vana. Pero no cejará en su clamor de castigo a los culpables hasta que “me muera”.

Llega acompañado de dos discretos guardaespaldas a la conferencia de prensa realizada en un hotel capitalino. Portan aparatos de intercomunicación al oído. Miran de reojo a los presentes.

Exitoso empresario del deporte hace 40 años, propietario de 18 acuáticas, Vargas Basáñez ésta vez reprime un pensamiento que baila en su pensamiento: daría todo lo que tiene a cambio de la vida de su hija.

Es estas fechas en particular se mira devastado. Rostro contrito. Reprime el lloro atado con un delgado cordel de impotencia y rabia.

Se siente un privilegiado por el “poder de convocatoria” que tiene con los medios de comunicación –que dice gracias a ellos dio con los restos de su hija–, que contrasta con un sinfín de familias, muchas de ellas “pobres”, que viven una situación similar.

Siente la necesidad de recordar a la autoridad que una familia completa clama justicia, “porque no hay sentencia”.

Por el caso de Vargas Escalera, Martín Enríquez Monroy El Chelas, uno de los secuestradores, fue sentenciado a 52 años y seis meses de prisión.

El juzgado Decimoséptimo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal informó que Enríquez Monroy recibió la pena condenatoria por los delitos de secuestro agravado y por violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.

En la resolución, el juez ordenó la reparación del daño e impuso una multa de 10 mil 812 días de multa a Marín Enríquez, Encontró pruebas suficientes que lo acreditan como uno de los participantes en el secuestro y homicidio de la hija de Nelson Vargas.

“De las constancias se desprende que su intervención en los hechos y como integrante de la organización delincuencial, consistió en custodiar y alimentar a la víctima dentro de la casa de seguridad ubicada en la Calle Bellavista, número 51, colonia San Miguel Xicalco, en la delegación Tlalpan”, informó.

Isidro Solís Medina El Chilo, otro de los plagiarios, había recibido una sentencia de 34 años de prisión. Sin embargo obtuvo su libertad porque un tribunal colegiado resolvió que no estuvo asistido por su abogado cuando fue identificado en la cámara de Gesell.

El empresario estuvo acompañado por su abogado Sergio Bravo.

Explicó que parte de las fallas durante este juicio se han dado en los tribunales y en las estrategias de los abogados de los presuntos secuestradores que buscan alargar los procesos penales y evitar que sus clientes sean sentenciados

Argumentan violaciones al debido proceso. Incluso denuncian que durante su detención fueron torturados. Que se combina con la laxitud de los jueces.

Bravo describió que durante 15 de las 20 las audiencias en la rejilla de prácticas, a las que ha asistido, los inculpados tienen un peculiar pretexto.

Argumentan que bajar de su celda a las cinco de la mañana es “‘muy temprano y hace frío’”.

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