¿Qué nos espera el lunes 2 de julio?
Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Pase lo que pase el domingo, cuando nos despertemos el lunes encontraremos un país distinto.
Los escenarios previsibles son todos en el conflicto. La diferencia será su intensidad.
Quien sea el que reciba el boleto ganador, encontrará modos, formas, instituciones que ya no funcionan, que no sirven, que han sido rebasadas.
Lo obvio nos indica que no sirven ya los tres ejes del llamado Sistema: la seguridad, la economía y las relaciones sociales y políticas.
No funciona el eje central de todo eso en México: la Presidencia de la República.
Ni sus contrapartes, el Poder Judicial y el Poder Legislativo.
Menos los medios de comunicación.
Todo esto hoy en México -y buena parte del mundo- opera en un mar de creciente desconfianza y credibilidad, e irritación ciudadana.
¿Cuál es entonces el reto?
Iniciar el cambio, la reorientación, el ajuste; introducir valores esenciales como la ética y la moral ciudadanas, el orden, la honestidad en todos sus sentidos en la conducción de cada sistema.
Pero, ¿estamos los mexicanos preparados para eso sin rupturas, sin violencia?
Todo indica que no. Estamos a punto de salir de un proceso de renovación de poderes que nos ha dejado sumamente enfrentados, rotos. ¿Cómo entonces nos pondremos de acuerdo sobre hacia dónde, con qué ritmo y cómo debemos ir? ¿con quienes al frente?
Si el lunes nos despertamos con un rijoso y rupturista al frente, pues que Dios nos bendiga. Todo se extremará.
Si llega un negociador, las amplias bases polarizadas del rijoso y rupturista lo van a debilitar.
Si llega otro fajador, pues está servida la mesa para la violencia social.
Frente a estos previsibles escenarios, habrá de ver cómo intervendrán y en qué nivel actuarán los liderazgos de organizaciones sociales, de la cultura y la intelectualidad, de las iglesias –especialmente de la católica-, las dirigencias empresariales y del gran dinero, de los más reconocidos y experimentados núcleos políticos no de los partidos. Habló de personajes como Cuauhtémoc Cárdenas, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa.
Será muy importante ver quiénes serán los liderazgos emergentes. Esos que surgen siempre en las grandes crisis nacionales, históricas.
El lunes 2 de julio lo comenzaremos a ver… porque ya nada es ni será igual.
LOS PARTIDOS
Donde sin duda la intensidad del cambio y la confrontación será de niveles más altos, estridentes, es en los partidos políticos.
Si como lo han indicado los sondeos llega al poder el de Morena, este partido tendrá que retomar conducción y rumbo. El Presidente de la República no tendrá espacio para ser además conductor de un partido político. Ahí se verá si el gran jefe está preparado para ceder mandos. Quien sea designado por el dedo mayor para sustituirlo al frente de Morena, sin duda tendrá primero que ajustar a este partido dentro de los límites de un instituto político y sacarlo de la dinámica de un movimiento creado y conducido para obtener el poder de su creador.
Sin duda quien pudiera quedar al frente, de entre Ricardo Monreal o Marcelo Ebrard –que es a quién yo y otros vemos como los delfines del tabasqueño para ese paso-, comenzará a su vez a administrar la fuerza de este partido para competir por la sucesión en 2024.
De cumplirse las expectativas, Morena será la fuerza dominante no sólo en el Poder Ejecutivo, sino en el legislativo y en importantes enclaves estatales.
Tendrá sin duda entre 2 y 5 gubernaturas y junto con todo lo demás, Presidencia de la República y Poder Legislativo, eso representa un gran poder político, electoral y financiero.
Pienso en el importantísimo corredor geográfico-político y económico que representaría ganar las gubernaturas de Veracruz, Tabasco, Chiapas y Puebla.
Todo lo anterior le representaría al Jefe Máximo el control, manejo y aplicación de miles de millones de pesos en presupuestos. Eso sería la gran manzana envenenada de este poder ascendente.
¿Un poder sin corrupción? Me gustaría verlo para creerlo.
ACCIÓN NACIONAL
En el PAN todo indica que no creen en el triunfo de su candidato. Y eso se ve en el hecho de que, a 4 días de la elección, 7 de los 12 gobernadores del PAN salieron a indicar que:
1.- Están listos para gobernar al lado de quien sea el ganador… (¿Entonces no creen en Ricardo Anaya?)
2.- Y que van a la integración de una asociación interna de gobernadores panistas para recomponer y rescatar a su partido.
Este movimiento preparatorio a la batalla postelectoral por el control del PAN y para darle una patada en el trasero a Anaya lo integran los gobernadores de Aguascalientes, Martín Orozco; Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis; Durango, José Rosas Aispuro; Puebla, José Antonio Gali (quien responde a los intereses de Rafael Moreno Valle); Querétaro, Francisco Domínguez; Quintana Roo, Carlos Joaquín González y Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
En este grupo no participan Miguel Ángel Yunes Linares de Veracruz; Francisco “Kiko” Vega, de BC norte; Javier Corral, de Chihuahua; Miguel Márquez de Guanajuato y Antonio Echevarría Márquez de Nayarit.
Eso significa que la asociación de gobernadores blanquiazul ¿nace fracturada?
Es importante señalar que de los que formarán la asociación anti-Anaya, 5 fueron parte del grupo de Ernesto Cordero en el Senado, y que siguen cercanos al actual Presidente de la Cámara alta.
Todos ellos anunciaron el miércoles anterior que crearán la “Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional”, la GOAN, que será, afirman: un espacio “para el diálogo incluyente, análisis, intercambio de ideas y la búsqueda de acuerdos en beneficio de la población” de las entidades que la conforman.
Es evidente que estos gobernadores negociarán con el nuevo Presidente en forma autónoma a la dirigencia nacional del PAN.
Detrás de los 7 gobernadores panistas disidentes, van de la mano los senadores rebeldes encabezados por Ernesto Cordero, Roberto Gil Zuarth, José Luis Lavalle, Javier Lozano y Salvador Vega Casillas quienes desde hace tiempo piden la expulsión de Ricardo Anaya y que una vez pasadas las elecciones, van a insistir en eso.
PRD
En el PRD ya no se ve mayor conflicto luego de que fue saqueado por Andrés Manuel López Obrador, quien se llevó a Morena a prácticamente todos los personajes históricos y de poder, desde Pablo Gómez e Ifigenia Martínez hasta ese ícono de la corrupción llamado René Bejarano y su inseparable Dolores Padierna.
La reconstrucción ahí partirá casi de cero.
PRI
Si su candidato no saliera victorioso, en el PRI ya tienen la experiencia del ingreso a la oposición, y de gobernar desde el Senado y la Cámara de Diputados, y las gubernaturas de los estados. Por eso se creó la Conago y los liderazgos parlamentarios.
No creo que vaya a haber mayores terremotos y la recuperación del liderazgo priísta seguro va por ese carril. Ya comenzó con la llegara de René Juárez un priísta-priísta que sustituyó al tecnócrata Enrique Ochoa Reza.
En fin, que de hoy viernes al lunes veremos y viviremos otro México.
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